“Las aportaciones de jóvenes tesistas, estudiantes que realizan su servicio social, y docentes involucrados en proyectos de investigación en el Instituto Tecnológico de Tizimín (ITT), enaltecen y llenan de orgullo al municipio en el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia que se celebra cada 11 de febrero.
Ellas se convierten en fuente de inspiración para otras mujeres, motivan a que más jóvenes estudien y a que otras estudiantes también se involucren en la ciencia y en las diferentes ramas de la investigación”, expresó la doctora en ciencias en manejo de recursos tropicales, María José Campos Navarrete, compartiendo que tradicionalmente se ha pensado que algunas áreas, como la agrícola o la biología, han sido exclusivas para hombres, pero destacó que en la actualidad están ganando campo las mujeres, pues las docentes con amplios conocimientos y estudios generan vínculos muy fuertes, como una mentoría entre las propias experiencias que tienen y que les pueden transmitir a las estudiantes para motivarlas y que ellas también se formen como científicas.
Expuso que están haciendo aportes en términos de formación de estudiantes, tanto de licenciatura como de maestría, producción de artículos científicos, capítulos de libros, participaciones en congresos y demás logros que contribuyen a generar ciencia.
Mencionó que el plantel ha trabajado con investigadores de la UADY, en especial con el Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, con el Centro de Investigaciones “Dr. Hideyo Noguchi”, con el Centro de Investigación Científica de Yucatán y con otros tecnológicos.
Además de que cuenta con una planta académica, donde hay varias docentes que se dedican a la investigación, que algunas tienen maestrías en ciencias, doctorados y están formadas para ello, tales como la bióloga Yanine Narváez, quien tuvo un proyecto para el control de la garrapata en el ganado con extractos de chukum y otra planta; la maestra María del Carmen Montalvo Peniche, responsable del Laboratorio de Biotecnología, que trabajó el proyecto de reproducción de piña in vitro; la maestra en ciencias Neri María Ruz Febles, quien trabaja con extractos para el control de plagas con la doctora en ciencias en manejo de recursos tropicales y con ella, que se enfoca en interacciones entre plantas, polinizadores y servicios ecosistémicos, añadiendo que ahora está en el Sistema Nacional de Investigadores como nivel 1, un indicador significativo de la institución, además de contar con perfil deseable que es una distinción como docente, que también tiene la maestra en ciencias en bioquímica Azucena Alvarado Canché, que apoya con temas relacionados con la extracción de fibra.
Aunado a lo anterior, externó que tiene un Laboratorio de Ecología y Biodiversidad Terrestre, donde ahora desarrollan el estudio de diversidad con todas sus formas de vida para conservarlas, protegerlas y después utilizarlas, explicando que muchas de las cosas que usamos en la vida cotidiana provienen de la diversidad de las plantas y los animales con los que nos alimentamos, hasta los ingredientes activos de los medicamentos.
Dijo que ahora investigan la diversidad de la entomofauna y los polinizadores asociados al ciricote, identificando himenópteros, que son abejas y avispas, y coleópteros, que incluyen a todo el grupo de los escarabajos, como parte del efecto de la domesticación de árboles multipropósito de la Península de Yucatán, ecología y genómica de cordeadodecandra, que es el ciricote, y que de ahí derivan las tesis de coleóptera, de himenóptera y los servicios sociales, contando también con el apoyo de dos estudiantes de maestría asociados.
Puntualizó que este proyecto de investigación busca generar el conocimiento de la biodiversidad en el Oriente de Yucatán, impactando en la formación de recursos humanos al obtener sus grados, porque si no hay proyectos no pueden desarrollar tesis y también impacta en el conocimiento, uso y conservación de las especies que se puedan identificar durante su desarrollo. En él participan Yaniri Marisol Be Perera, tesista de la Licenciatura en Biología, que se encarga de separar e identificar a los insectos himenópteros por familias, colocándolos en frascos para luego etiquetarlos, pasarlos a una base de datos y de ahí hacer unas gráficas que a largo plazo ayuden a continuar la investigación.
Ella manifestó que es un orgullo involucrarse en algo de mucho provecho, como lo es la ciencia, prueba de que al igual que los hombre, las mujeres pueden desarrollar al máximo sus capacidades, “es impulsar a las demás para que tomen en cuenta esta situación y que ambos géneros pueden tener las mismas capacidades y que no tienen límites”.
Señaló que “involucrarse en la ciencia es una responsabilidad dentro de la vida en la sociedad, que tiene como propósito aportar un granito de arena y en un futuro especializarse en algo en específico, estudiar una maestría teniendo muy en cuenta que realizar la tesis es algo muy significativo, pues abre muchísimas puertas y te permite más conocimiento”, aseguró.
Recalcó que “desarrollar ciencia es importante porque de ahí deriva todo, ya que es como decir: si no tenemos campo, no tenemos alimento, si no tenemos ciencia es como desarrollar algo que no sabemos, a raíz de que hay ciencia nos vamos capacitando y evolucionando”.
Otra de las participantes del proyecto, Diana Alejandra Alcocer Itzincab, del octavo semestre de la Licenciatura en Biología, desarrolla en él su servicio social, separa coleópteros, himenópteros y otros órdenes, y limpia las muestras de hojas, arañas, sapitos y otros organismos que al pudrirse las destruyen, desecha lo que va a servir, les cambia el alcohol y las etiqueta.
Dijo que participar en un proyecto de ciencia es un sentimiento muy bonito que sirve para motivar a más mujeres a que logren estar en un proyecto de investigación, ya que les permitirá aprender más y no quedarse estancadas, además de que les permite forjar una visión más amplia, pues aportan con sus conocimientos y nunca dejan de aprender, enfatizando que “en la ciencia siempre hay algo nuevo que investigar y descubrir”.
Ana Rebeca Cemé Ek, tesista de la Licenciatura en Biología, se encarga de identificar y analizar el aporte de los coleópteros (escarabajos) por familia para saber qué provecho y uso les pueden dar, ya que algunas especies de escarabajos son polinizadores incidentales y otros depredadores que ayudan a controlar ciertas plagas, externando que el primer paso es conocer sus familias y qué roles específicos cumplen a nivel de ecosistema.
Mencionó que involucrarse en la ciencia es una oportunidad que ya no sólo es para los hombres, recordando que muchas de las áreas científicas tradicionalmente han sido dominadas por los varones, pero ellas empiezan a tomar liderazgo como estudiantes y prueba de ello es que en este laboratorio la mayoría son muchachas, donde se refleja que las capacidades intelectuales, el orden y la disciplina que ellas manejan al realizar el trabajo son cualidades que tiene el género femenino, donde ellas le ponen atención al detalle, la capacidad de observación y el análisis, aunque recalcó que para hacer ciencia no hay diferencia de género.
Espera que sus aportaciones trasciendan y sean de beneficio para la sociedad y para el contexto en que se desenvuelve
Es así como estas estudiantes y la planta docente contribuye a hacer ciencia en el municipio, lo cual es realmente significativo, ya que el Oriente de Yucatán es una de las zonas menos estudiadas, por lo cual sus aportes son de gran trascendencia y relevancia para ir descubriendo, analizando, estudiando y haciendo inventarios para conocer qué tenemos en nuestro medio ambiente y saber cómo usarlo.
SY