Pareciera que el Frente Frío N° 36 no solamente trajo consigo lluvias, sino también la visita de Santa Claus, a quien se le vio andando y comprando por las calles de la ciudad en pleno mes de febrero.
El personaje bonachón se paseaba con bermuda, siempre acompañado de su gorro rojo con blanco, un cubrebocas con la imagen de Rodolfo el Reno y sus zapatos casuales, en los alrededores del Mercado Municipal de Tizimín. Esto para sorpresa de muchos que solamente lo observaban y no lo creían, ya que pensaban que nada más a esta persona se le ocurrió vestir el atuendo del personaje, incluso con sus barbas blancas y los anteojos que lo caracterizan.
“Sorprendió a propios y extraños, pero sobre todo a los incrédulos, pues evidenció que sí existe”: comentaron.
Al ser abordado, se constató que “era real”, presentando su pasaporte e identificándose como Santa Noel, procedente del Polo Norte.
Aseguró ser la reencarnación de Santa Claus y, a duras penas, reveló que su verdadero nombre es William Jioi, que tiene 73 años de edad y es originario de Montreal.
Narró que él era un niño que abandonaron en un orfanatorio desde bebé, que a la edad de 20 años lo adoptó una familia y a raíz de ello se preocupa por los niños en situación de pobreza extrema, huérfanos con problemas como autismo, Síndrome de Dawn o con algún padecimiento terminal.
Expuso que desde hace 15 años protagoniza el papel de Santa, de los cuales 5 los ha realizado en Chile y que lleva 10 años en México, en Aguascalientes, a través de su propia fundación denominada Santa Noel Sin Fronteras.
Añadió que su propia pensión la invierte en regalos y en costear sus viajes para llevarles felicidad a los niños. En nuestro país ha visitado Michoacán, Chiapas, San Miguel de Allende, la Ciudad de México, Oaxaca, Chihuahua, Durango, Cancún, Playa del Carmen, Punta Allen y recientemente obsequió juguetes a los pequeños del puerto de El Cuyo, así como de las comunidades Moctezuma y Santa Pilar.
Puntualizó que, para él, ser Santa Claus es cumplir los 365 días del año la misión de llevar ilusión, felicidad y alegría a los niños, agradeciendo que por esta región lo reciban de una manera muy especial.
Compartió que vino a Tizimín, pues los orfanatorios y lugares que albergan a los niños con enfermedades crónicas, terminales o en situación de abandono o de extrema pobreza, se cerraron por la pandemia, por lo que acudió a esta ciudad a identificar si existen pequeños con esta condición para también visitarlos.
JG