Paciencia es lo que ha hecho que el negocio de peces de ornato de Manuel Jesús Abraham Navarrete llegue a la tercera generación. Este hecho coloca a la compañía familiar de más de 50 años de existencia, como una de las más importantes de América Latina. Reconoció que la situación por la pandemia les ha afectado en el desplazamiento de los peces, pero se mantienen activos. Durante esta temporada de invierno, la producción se reduce a un 30 por ciento.
El criadero “Enmanuel” tiene un espacio de 2.5 hectáreas en Hunucmá, donde la producción se mudó hace 35 años. Esta empresa también se vio afectada por la coyuntura sanitaria.
“Al inicio de la pandemia, las ventas bajaron más del 50 por ciento, poco a poco han ido mejorando conforme vamos teniendo más opciones de envíos por camión y por avión; los clientes van mejorando sus ventas, pero las nuestras aún están aproximadamente un 25 por ciento debajo de lo normal”, refirió Abraham Navarrete.
La granja produce 140 variedades de peces, de las cuales 15 son para venta exclusiva a Estados Unidos; 115 se generan durante todo el año y tienen 10 nuevas producciones que están por salir a la venta a mediados del año. Entre las especies están Angel Silver Velo, Bola de fuego, Beta macho común, Carpa Koi común, Cíclido Rodesi, Danio Cebra, Espada Rojo, Guppy multicolor, Japonés rojo, Mollie Albino, entre otras.
Una especie puede tener diferentes variedades, pero no llega a ser subespecie. Generalmente es el color el que cambia.
Por volumen, los peces más vendidos son Carpas, Guppys, Ángeles (tres variedades: azul, negro y el negro de velo que es de cola larga) y Beta. Mientras que los más caros son los Cíclidos africanos, que gustan por sus colores. La principal diferencia entre los ejemplares es el manejo, los más costosos tienen más requerimientos, así como la cantidad de crías que dan; mientras que los más accesibles son resistentes.
“El Guppy come hasta pan de caja. Es un animal de batalla, muy resistente; cada 3 semanas producen hasta 100 crías, pero solo durante una temporada. Los Cíclidos cuando mucho, dan 13 en ese mismo periodo; no obstante, estos últimos son los peces más redituables”, explicó. También reconoció que tienen pie de cría de tilapia, mojarra, alevines, pero no los crecen porque son de consumo humano y requieren de un manejo más delicado.
Un mes al año baja la producción, durante el invierno cuando el agua está fría en los estanques, por lo cual dejan de comer bien los ejemplares. Incluso, algunas variedades “se pueden enfermar por hongos, es decir que el cuerpo les queda blancuzco o quedan con las aletas cerradas y no pueden nadar. También pueden enfermarse por septicemia, pueden tener llagas por la contaminación de agua, o parásitos externos; el más común es conocido como ich porque se les pega a los peces”, reconoció.
Durante la temporada de calor, la principal enfermedad es a causa de las bacterias que se generan en los estanques, debido a que comen más y eso genera mayor cantidad de desechos que al exponerse al calor, propician condiciones favorables para su desarrollo; por lo cual se requiere un mayor mantenimiento del agua. “Las lluvias también afectan el manejo de los estanques, porque el agua que cae es ácida y afecta el PH de los animales. Toda el agua que tenemos es de pozo. El último problema fue en Isidoro cuando se rebosaron por exceso de agua y se perdieron los peces”, indicó.
Todo el sitio está cubierto por malla para evitar el acceso a los pájaros, no porque se coman la producción, “se alimentarán con unos cinco peces, no es significativo. El principal problema que causan es que agarran peces enfermos y muchas veces los tiran en otros estanques de 5 mil ejemplares, por lo que se contagian. Si están sanos, se mezclan las especies. Otro punto es que las aves defecan en el agua y eso también puede enfermarlos”, indicó. Los Ángeles son un poco más delicados, comentó el entrevistado, ya que necesitan estar en una temperatura que oscile entre los 25 y los 28ºC, de lo contrario se pueden enfermar y llegan a morir. Para ellos disponen de un espacio acondicionado con la temperatura correcta; esta especie es ovípara, por ello se les colocan unos cristales para que las hembras depositan los huevos y los machos posteriormente pasan a fertilizarlos. Si se ven grises, en unas semanas ya habrá nuevos ejemplares; si están blancos, no eclosionarán.
Para evitar peleas entre los peces, se tiene el cuidado de no saturar los estanques y retirar a las crías o huevecillos, ya que esto genera que los adultos terminen lastimados por proteger a sus hijitos. Además, los peces son territoriales y luchan por el alimento, debido a que son insaciables. Ahí se les alimenta cinco veces al día en aras de que todos puedan ingerir los nutrientes necesarios para desarrollarse.
Cuando los recién nacidos alcanzan la talla de una o hasta tres cuartos de pulgada, pero nadan rápido y pueden ir en busca de su alimento, se les traslada a tinacos; de ahí pasan a estanques de crecimiento. Muchos de los peces no permanecen hasta edades adultas, ya que se venden tan pronto están en condiciones.
Para evitar defectos genéticos, de acuerdo con la especie, adquieren ejemplares cada uno, dos, seis o diez años; por ejemplo “los Guppys se degeneran rápido, al igual que los Mollys solo producen una temporada; mientras que las Carpas viven 25 años, por lo cual se reproducen durante 10 años”, comentó.
También tienen un espacio de producción de plantas acuáticas para peceras o estanques. Los costos varían de igual manera de acuerdo con el tipo de manejo que requieran. “Las Amazonas son las que más se venden, así como la Nebeli verde”. Las más caras son las Aponogeton madagascariensis, por sus cuidados y que solo se dan entre los meses de diciembre, enero y febrero, “requieren mucho mantenimiento y tardan en crecer. Una sola puede llegar a costar entre 300 y 400 pesos”, comentó. En total, cuentan con 50 variedades de plantas acuáticas, caracoles y camarones de ornato de agua dulce.
Trabajan 16 personas en la granja y unas más en la oficina, señaló Abraham Navarrete, quien está a cargo de la producción. En ocasiones han recibido a jóvenes de servicio social que estén comprometidos a cumplir con sus horarios, así mismo que tengan el aval de la Universidad, los que más acuden son chicos que estudian biología en la UADY, finalizó.
SY