La familia von Aesch, conformada por Leïla, Marc, Margaux y Alice vinieron desde Suiza sobre dos ruedas. Luego de haber planeado durante dos años su viaje, en julio del año pasado comenzaron su travesía por el mundo sobre la bici; sin embargo, la pandemia ocasionó que sus planes cambiaran por completo, motivo que los obligó a llegar a México, uno de los únicos países que no tiene cerradas sus fronteras actualmente debido al COVID. Fue al estar en la Ciudad de México que dieron con la Red de Apoyo Cicloviajero México (RACmx) y, al unirse al grupo de WhatsApp, se toparon con Raúl Espejo, quien, por medio de Aguas Sagradas Expediciones, ofrece hospedaje gratuito a cicliviajeros en Mérida, por lo que ahora se encuentran disfrutando de la ciudad.
“Salimos de casa en el mes de julio y andamos por el Este de Europa hasta Turquía y de ahí la idea era tomar un avión hacia Tailandia, pero no se puede entrar por el coronavirus, entonces entramos en México porque es uno de los países que estaba disponible. Por eso estamos en México, no era planificado”, contó Leïla, la única en la familia que domina por completo el español.
Aunque desde el principio salieron de casa sabiendo que querían andar en bici por un año, debido a que llegó la pandemia sus planes se vieron un poco modificados y, aunque dudaron de si realizar el viaje, dado que ya habían rentado su casa y ya no tenían trabajo, decidieron aventurarse a pesar de la pandemia.
“No nos asustó mucho la pandemia, lo que más nos preocupaba era qué país iba a estar abierto, era difícil saber a dónde se puede ir”, dijo.
Explicó que una vez que cruzaron Europa comenzaron a cerrar, sin embargo, pudieron terminar su travesía y pasar a Turquía.
“Pero son puras montañas y por dos meses dejamos las bicis con un amigo y fuimos a visitar en camión. Luego empezó a cerrarse ahí y tomamos un vuelo para la Ciudad de México”, recordó.
Narró que se unieron a la Red de Apoyo al Cicloviajero y rememoró que la misma nació luego de la desaparición de dos ciclistas que fueron encontrados muertos.
“Entonces hay muchísima gente que nos cuida en México, no hay que buscar la ayuda, viene”, expresó.
Destacó que fue así como conocieron a Raúl Espejo, ya que él forma parte de RACmx y desde que ellos ingresaron al WhatsApp les ofreció pasar por Mérida y alojarse en su hogar.
Actualmente sus hijas, dos niñas de ocho años se encuentran con ellos rodando y, aunque contó que el temor más grande es para ellos como papás, dijo que al principio del viaje le daba mucho miedo; sin embargo, ahora las niñas están completamente acopladas, por lo que tienen mucha resistencia y casi no se caen.
“No pasa nada, en el tráfico cruzando las ciudades no es problema. Es un proyecto de salir un año de la casa, un año antes de hacerlo nos fuimos 10 días en bici para ver si les gustaba”, señaló.
Con ello, recordó que hace 14 años Marc y ella se fueron durante seis meses y les gustó mucho la experiencia. Con respecto al gasto, aseguró que para ellos, debido al cambio de moneda, viajar a México cuesta muy poco. “No es lo mismo con un mexicano que va a visitar Suiza”.
A pesar de ello, mencionó que intentan viajar de forma económica, por lo que acampan y, si llegan a dormir en hoteles, toman los que sean de precios bajos.
Apuntó que empezaron a planear el viaje desde dos años antes de realizarlo, ya que suponían que la edad ideal para las niñas era a los 8 años, pues no tendrían que separarse de sus amigas y al mismo tiempo ya son lo suficientemente grandes para ser autónomas.
La familia pedalea, en promedio, 40 kilómetros seguidos (15 km/h), pero un día rompieron su propio récord recorriendo 75 y ocurrió porque no había ningún pueblito en donde dormir y tenían que acampar, pero estaba lloviendo y era de noche. “Fue la primera vez y creo la última”.
Ahora no sabe hacia dónde irán, ya que no pueden planificar debido a la contingencia, sin embargo, recordó que no estaba entre sus planes venir a México debido al calor y aquí se encuentran.
SY