Existe una creencia maya en donde dice que en la antigua Nan Chan Kaan vivía un príncipe llamado Chaktzitzib, cuyo padre había decidido hacerlo contraer nupcias con una princesa que habitaba en tierras lejanas. Sin embargo, Chaktzitzib se había enamorado de Nicté-Ha, quien era hija del guardián del Cenote Sagrado.
En aquel momento nadie tenía conocimiento de este amor. Ambos jóvenes se amaban mucho y se reunían a escondidas en el cenote, donde el príncipe le cantaba canciones de amor a su amada. En una ocasión los jóvenes fueron descubiertos por el sumo sacerdote, quien no deseaba la unión de estos; y por ello decidió eliminar a Nicté-Ha.
La cuidadora del príncipe se percató de las malas intenciones del sumo sacerdote, por lo que decidió advertirle a su señor. Chaktzitzib ordenó a su cuidadora que trajera a Nicté-Ha para que se casaran en secreto; no obstante, el sacerdote se dio cuenta del plan y asesinó a la cuidadora del príncipe.
Cuando el príncipe, se dio cuenta de que su cuidadora no volvía, decidió ir en busca de su amada Nicté-Ha, quien estaba esperándolo en el cenote. Al encontrarse, ambos amantes se estrecharon en un amoroso abrazo.
Siguiendo al príncipe, el sumo sacerdote se acercó hasta donde estaban los jóvenes y le lanzó una flecha envenenada a la doncella, lo que la mató al instante.
Una vez muerta, el cuerpo de la joven se hundió en el agua del cenote, mientras que el príncipe lloraba suplicándole a los dioses que se lo llevaran junto con ella. El Señor de las Aguas se apiadó de Chaktzitzib, por lo que convirtió a su amada fallecida en un nenúfar. Por otro lado, el Señor de los Pájaros decidió convertir al príncipe en un pájaro rojo.
Después de esto, todas las madrugadas el cardenal se acerca a los estanques para seguir cantándole canciones de amor a Nicté-Ha, convertida en flor acuática.
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SY