Yucatán

Juana y Valentina, 20 años ganándose la vida como pepenadoras en Umán

Los pepenadores del relleno sanitario de Umán se enfrentan a múltiples peligros para ganarse el sustento sin recibir ningún tipo de apoyo
Pasan más de siete horas laborando a pleno sol o bajo el intenso frío / Martín Zetina

La recolección de residuos sólidos en los tiraderos de basura (pepena) representa una de las peores formas de trabajo informal; sin embargo, para Juana Hinojosa y Valentina Moo es una manera digna de ganarse la vida desde hace más de 20 años en el relleno sanitario del municipio de Umán.

Las valientes mujeres no flaquean ante el intenso calor de Yucatán; además, tienen que aguantar por lo menos siete horas entre la basura para ganar entre 80 y 130 pesos diarios. A la semana, en ocasiones sólo logran reunir 350 pesos.

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Ambas son de la tercera edad y llevan años trabajando en el relleno sanitario de Umán. Comentaron que el presidente municipal, Freddy Ruz Guzmán, no les brinda ningún apoyo económico y menos protección ante el COVID-19 como caretas, cubrebocas, guantes y gel desinfectante.

Hinojosa, de 65 años de edad, dijo que el presidente municipal nunca las apoya y siempre pasan inadvertidas para las autoridades. “En este relleno somos unos 30 pepenadores que viven y mantienen a sus respectivas familias de este trabajo”.

En cuanto al porqué se dedica a esto, dijo que “la necesidad me ha llevado a trabajar en el basurero; mi familia tiene que comer todos los días y me esfuerzo para llevarles un plato de comida. No tenemos ningún sueldo, solo vivimos del plástico, cartón, cobre y demás cosas que sacamos de aquí para vender”.

Respecto a la pandemia del COVID-19, reveló que se enfermó de coronavirus en diciembre, pero con los cuidados y medidas de higiene logró salir adelante.

“A pesar de que ya fui víctima del virus, tengo miedo porque no tenemos seguro social al ser un trabajo informal”. Hinojosa añadió que este oficio es de supervivencia debido a que los pepenadores soportan diferentes situaciones que complican su labor. Las grandes distancias que deben recorrer, los riesgos por insolación, el contacto con residuos de todo tipo, picaduras de animales ponzoñosos, mordeduras de serpientes, el ambiente hostil generado por la competencia y la presión de trabajo por obtener materiales con mayor valor, son algunos de los riesgos latentes en su vida diaria. En datos recabados de 2017, en México más de 200 mil personas subsisten de la pepena.

Para algunos, la basura vale oro, la Semarnat señaló que apenas 11 por ciento de los 77 millones de toneladas de basura que se producen anualmente en el país se reciclan, y en gran medida, la labor de separación la realizan los pepenadores quienes, por cierto, se ubican en el sector informal de la economía.

Valentina Moo, por su parte, destacó que su esposo murió hace 10 años y no le dejó ninguna pensión. “Sin embargo, este empleo le ha dado para sobrevivir a lo largo de su vida”.

“El lugar es tan grande que tenemos que caminar demasiado durante todo el día. Otro problema que se da en el basurero es que muchas veces los mismos recolectores merman el desperdicio y cuando tiran la basura ya sacaron lo mejorcito que traía el camión”.

Las mujeres de la tercera edad comentaron que lo más difícil de esta situación es que la edad ya les está “cobrando factura” con dolores en las rodillas, espalda y piernas, por ser un trabajo riguroso y bajo las inclemencias del tiempo.

También indicaron que existe riesgo de tétanos y contagio de hepatitis B por lesiones causadas por objetos punzantes o pinchazos con agujas o exposición a productos sanguíneos potencialmente contaminados. Finalmente, esperan que el Ayuntamiento de Umán les dé un mejor trato y que en algún momento tengan el apoyo de la autoridad.

SY