Pedro P. joven estudiante que pidió el anonimato por temor a represalias, declaró para el periódico POR ESTO!, que el programa de Servicio Social en esta área de medicina, es anacrónico y que se perpetúan de manera sistemática abusos y acoso por parte de maestros y superiores al interior de los diferentes centros de salud del Estado. Como él, paulatinamente diversos egresados y aún alumnos de esta carrera han levantado la voz, luego de la marcha de 300 estudiantes de medicina de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), así como de otras instituciones privadas, quienes se manifestaron por las muertes de dos jóvenes pasantes en la Entidad y en Chiapas. En aquella ocasión, acudieron con sus batas, pancartas y carteles al Monumento a la Patria para exigir justicia por las muertes con violencia de Karla y Mariana, jóvenes de 25 años que realizaban su Servicio Social.
“La situación que los pasantes estamos experimentando es deplorable. Pero esto no es nuevo, lleva más de 30 años; sucede que en la gran mayoría del tiempo nos quedamos solos y esto lo aprovechan”, explicó.
El joven pasante de medicina dijo que, en la mayor parte de los casos, sus colegas son obligados a trabajar jornadas de hasta 24 horas por 6 días a la semana, teniendo sólo un día para descansar. Muchas de las plazas se encuentran en comunidades del interior del Estado, por lo que son escasas las oportunidades de reponer energías de las responsabilidades.
Pedro P. indicó que, dada las condiciones de lejanía, en las comunidades se presentan casos de acoso a las mujeres que están haciendo su Servicio Social; relató que es común que vigilen los movimientos de la pasante, los tiempos en los cuales se encuentra sola para finalmente ser hostigada y acosada. Aclara que no únicamente por sus superiores, sino incluso por personas que se hacen pasar por pacientes.
Develó que el pasado 14 de septiembre, el caso de su compañera Karla fue el que detonó la movilización del pasado lunes. La pasante había comentado que la presión a la que fue sujeta, era incapacitante. Ella experimentó un serio cuadro de ansiedad y depresión, situaciones que no fueron escuchadas por sus superiores. Esos llamados fueron ignorados y se convirtieron en las causas para que decidiera terminar con su vida a los 25 años.
“Somos pasantes, pero la autoridad nos exige un ritmo de trabajo como si fuéramos médicos titulados y con contrato. Pero no, la paga que nos dan es de aproximadamente 2 mil pesos a la quincena; todo esto es como tratar de encontrar un pequeño halo de luz entre tanta oscuridad”, lamentó.
El joven explicó que el esquema de pasantía está diseñado, para que dure un año, periodo en el cual la mayoría de los estudiantes, pierden contacto con sus familiares o seres queridos. Por la lejanía de las comunidades en donde se brinda el Servicio Social, muchas de ellas no cuentan con los servicios de telefonía o Internet.
Consideró que el nivel de exigencia, “muchas de las veces no van de acuerdo con los materiales que los médicos en formación tienen a la mano”, o incluso la misma infraestructura de los centros de salud de muchas de las localidades del interior del Estado.
El pasante expuso que no está en desacuerdo de que el Servicio Social se deba hacer; sin embargo, opinó que el actual esquema es anacrónico, es decir, no va de acuerdo al tiempo actual. Por tal motivo se debería pensar en llevarlo a cabo en condiciones diferentes, en las cuales se garantice el respeto de los y las estudiantes de esta área de la salud.
Indicó que los casos de Karla y Mariana, los cuales terminaron en las muertes violentas de las estudiantes derivadas de lo que se viven durante el Servicio Social, trajo los reflectores de problemas añejos, los cuales al momento no tienen solución. Estimó que de los 106 municipios que tiene el estado, un 90 por ciento de las comunidades rurales están siendo atendidas por pasantes, cuando desde su perspectiva, debería estar un médico graduado para brindar atención a los habitantes.
“Lo anterior tiene una razón, a los médicos nada más le pagan una beca por estar en las comunidades de 2 mil pesos a la quincena, pero en realidad deberían de ser atendidos por médicos titulados”, comentó.
El pasante pidió que se les den soluciones a sus demandas para quienes están prestando su Servicio Social, principalmente que se detengan los casos de acoso e intimidación, sobre todo dirigidas a mujeres, así como al resto de la comunidad estudiantil que se encuentra preparándose para ser médicos.
Sostuvo que las peticiones no son porque ellos pertenezcan a “una generación de cristal”, sino más bien, son personas que están pidiendo el estricto respeto a sus derechos y que paren todos los abusos que los estudiantes identifican al interior de los diferentes centros de salud.
“Nuestra verdadera vocación no está en evitar recibir los balazos, sino más bien en evitar que las futuras generaciones sufran lo que nosotros y muchas personas detrás padecieron”, concluyó.
SY