De acuerdo con la presidenta de la Fundación Reinserta, Saskia Niño de Rivera, las mujeres que están en una prisión, además de sufrir el abandono de sus familias, también pierden su rol como madres. Esto provoca graves secuelas emocionales para ellas y sus hijos, las cuales enfrentan durante el proceso de reinserción social, que suele ser muy complejo.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), en 2019, del total de casos de mujeres ingresadas a Centros de Reinserción Social, había cometido robo el 25.58%, homicidio el 19.73%, secuestro el 15.27%, y narcomenudeo el 6.19%.
La entrevistada comentó que el 95 por ciento de las mujeres que ingresan a un penal en el país, sufren el abandono de sus familias. Dentro de la cárcel son revictimizadas, ya que su papel como madres desaparece, debido a que en muchas ocasiones sus parejas sentimentales terminan reemplazándolas por otra mujer para la atención de la casa y los niños. Explicó que lo anterior se debe a que “vivimos en una cultura machista”, donde la mujer no tiene derecho a tomar sus propias decisiones y en donde el hombre se ha autonombrado un ente para proveer a su familia. Además de que existen muchos estigmas que rodean a las mujeres que están o estuvieron recluidas en una prisión estatal o federal.
Niño de Rivera señaló que, uno de los mayores obstáculos a los que se enfrentan las mujeres que salen de una cárcel, es la reunión familiar. “Especialmente con los hijos. La ausencia materna es algo que genera secuelas muy fuertes para los niños y para las mujeres. Es por ello que la reinserción social de una mujer es bastante compleja”, agregó. Sobre la relación de la violencia contra las mujeres y el uso de drogas, la especialista en secuestros y asuntos penitenciarios por parte del Instituto Nacional de Ciencias Penales, mencionó que la droga es sólo un instrumento para violentar a las mujeres, sobre todo cuando se planea ejercer delitos como la prostitución y la trata de personas.
“Por ejemplo, es muy conocido el uso de las drogas en la delincuencia, pero más en la trata de blancas, ya que con los narcóticos el hombre puede manipular las acciones y emociones de las mujeres que son víctimas, especialmente cuando se trata de menores de edad”, comentó la entrevistada.
“A través de testimonios de chicas que fueron víctimas de trata, sé la relación del delito y el uso de la droga. Te puedo comentar que de alguna manera anestesian lo que las víctimas viven y así los tratantes tienen mayor control de lo que está pasando, aunque también sirve para mantenerlas tranquilas”, mencionó Niño de Rivera.
SY