Ernesto Tinal Collí, agricultor yucateco oriundo de esta población, junto con su esposa, la hunucmense Yazmín May Aké, lograron la siembra y cultivo de girasol en sus diferentes colores; flor que antes traían de otros estados de la República para sus negocios que funcionan en ambos municipios.
Estos emprendedores se dedican desde hace un par de años a la venta de flores y plantas de ornato, en un terreno de su domicilio ubicado en la calle 11 entre 32 y 34 del Sector San Juan, hasta donde acude gente proveniente de diferentes lugares para disfrutar del atractivo floral que ofrecen los girasoles.
En este jardín denominado “Suut K’iin Lool” (Flor de Girasol), el proyecto de la siembra está dividido en dos tipos: flor de corte, así como de visita y para sesión fotográfica y de video por la belleza natural que irradian las flores, indicó el matrimonio.
“Hemos logrado con éxito la siembra del girasol amarillo, el más común, y estamos experimentando también, de la misma manera, con otros colores como el rojo, blanco con naranja, y el bicolor”.
Historia y antecedentes del girasol
De acuerdo con datos recabados, el girasol es una planta anual y su nombre científico en latín es “Annuus”, pueden llegar a medir hasta los tres metros de altura. Los tallos son generalmente erectos e híspidos.
La mayoría de las hojas son caulinares, alternas, pecioladas, con base cordiforme y bordes aserrados, mientras que su cara inferior es usualmente más o menos híspida, a veces glandulosa y la superior glabra. El involucro es hemisférico o anchado y mide entre 15 y 40 mm y hasta más de 20 cm.
El girasol es nativo de América, más precisamente de Norteamérica o de Centroamérica. Su cultivo se remonta al año 1,000 A. de C., pero existen datos que indican que esta flor fue domesticada primero en México, alrededor de 2,600 años A. de C.
En muchas culturas amerindias, el girasol fue utilizado como un símbolo que representaba a la deidad del Sol, principalmente los aztecas y otomíes en México, y los incas en el Perú. Francisco Pizarro lo encontró en Tahuantinsuyo (Perú, Bolivia, Ecuador), donde los nativos veneraban una imagen de girasol como símbolo de su dios solar.
Mientras que los españoles llevaron figuras de oro de esta flor, así como semillas a Europa, a comienzos del siglo XVI, y desde allí se extendió a prácticamente todo el mundo y hoy es cultivado intensivamente en numerosos países con fines alimenticios a partir de sus frutos y ornamentales.
Inicio del proyecto
Dedicada desde los tiempos de su niñez, Yazmín dijo a su marido que siempre ha sido fanática de la flor del girasol y le propuso conseguir semillas que trajo de un estado del centro de la República, después de preparar el terreno abonado, lograron reproducir la planta y el lugar está hoy convertido en un atractivo natural.
“La primera cosecha la logramos el año pasado, pero por la pandemia del COVID-19 no pudimos promoverla para la visita debido a las restricciones de salud decretadas por las autoridades”, dijo Yazmín.
La cosecha se da dos veces al año
“El ciclo de la siembra, cultivo y cosecha del girasol, que se hace en 15 días, dura dos meses; la que se está mostrando ahora ya terminó, pues corresponde al período contemplado del 20 de diciembre al 20 de febrero, aunque ya vamos a iniciar otra que debe mostrar su esplendor a mediados de mayo del presente año”, agregó Ernesto Tinal.
También mencionó que el girasol es una flor con mucha demanda, sobre todo para los arreglos florales que antes se traían de otras Entidades de la República, “cuando llegaban a Yucatán ya estaban muy maltratadas, mientras que ahora las tenemos frescas e intactas”, abundó.
“Lo importante de todo esto”, añadió Ernesto, “es que utilizamos fertilizantes orgánicos, con insecticidas y fungicidas también orgánicos”, finalizó.
SY