Obligados por las circunstancias que generó la pandemia del COVID-19, ante la falta de trabajo y de espacios para ejercer su profesión, un grupo de artistas, encabezado por el presidente de la Unión de Payasos de Yucatán (UPY), Eduardo Manuel Muñoz Carrillo, decidieron unir sus esfuerzos y salir a las calles con el fin de entretener a la gente a cambio de unas monedas o productos que deseen donar para repartir, primero, entre los socios del gremio y luego a personas de escasos recursos.
Muñoz Carrillo, mejor conocido como el payaso “Bolitas”, dijo que comenzó a ejercer esa profesión a los 27 años de edad y tiene 26 años entreteniendo y divirtiendo a niños y adultos.
Como muchos de sus compañeros dedicados a esta actividad, primero lo tomó como un hobby, pero después descubrió que es toda una profesión que requiere de adiestramiento, lo que lo condujo a participar en talleres, cursos, dominio técnico, expresión corporal, musicalización y psicología infantil para poder divertir a las personas.
Explicó que hace 15 años percibió que varios de sus clientes al momento de hacer el contrato, les preguntaba si ya habían comprado piñatas y dulces, de esa manera logró crear un taller y una pequeña tienda donde ofrecía trajes para vestir a los pequeños con los personajes de su preferencia.
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Dicho establecimiento tuvo que cerrar por los efectos de la pandemia, primero porque las actividades artísticas fueron las que inicialmente se suspendieron al cerrarse las carpas de los circos, teatros y salas de fiestas, entre otros sitios, donde antes ejercían su labor. Como ejemplo dijo que del mes de abril del 2020 a la fecha, sólo ha logrado obtener unos cinco contratos la mayoría en las últimas semanas.
Sin embargo, antes de la pandemia vivió una gran cantidad de experiencias agradables, tanto que hoy piensa que es lo mejor que le ha pasado en su vida y si volviera a nacer, se dedicaría a la misma profesión.
Es por eso que ante la pandemia no dudó en unirse al grupo y salir a las calles a divertir a las personas y adaptarse a la nueva modalidad.
“La pandemia afectó no sólo a los payasos, mariachis y tríos, sino a todos los habitantes del estado y de muchas partes del mundo” expresó.
Por eso, en un principio, acordó con sus compañeros crear una caravana para recorrer las calles de la ciudad y pedir ayuda para aquellos que realmente viven momentos complicados por la falta de trabajo, sobre todo, a los que tienen esposa e hijos.
“Por fortuna, nuestra propuesta a la fecha ha obtenido buena respuesta por parte del público que, tal vez fastidiados por el encierro obligado, al escuchar que estamos pasando por sus hogares, salen a aplaudir y hasta nos apoyan con algunas monedas o productos básicos, como arroz, frijol, aceite y papel higiénico, entre otros, que van reuniendo y después se reparten entre los socios más necesitados y que todavía no se adaptan a la nueva normalidad.
Recordó que hace años le tocó afrontar los efectos de la influenza que, en un principio, pensó que iba a ser igual que el coronavirus, enfermedad que coincidentemente también empezó en marzo o abril hace 12 años, tiempo en que los payasos tuvieron que suspender sus actividades durante mes y medio.
Festejó que el semáforo epidemiológico haya sido declarado color amarrillo y espera que los contagios y fallecimientos sigan descendiendo para que llegue a color verde, porque de esa manera muchas actividades podrán reactivarse.
La gente adulta la más exigente
El arlequín señaló que la gente adulta es la más difícil de complacer y de entretener, por eso la mayor parte prefiere buscar un estatus intermedio, “en mi caso, prefiero divertir a los niños, sobre todo, a los que tienen capacidades diferentes, pues cuando se trata de adultos, realmente ‘sudas la gota gorda’, pero al final de cuentas logro mi objetivo, aunque en ocasiones no del todo”. Mientras que con los niños se siente como pez en el agua, porque son “fantásticos”.
“A otros se les hace fácil manejar la picardía con el doble sentido y aceptan asistir a despedidas de solteros, baby showers, etc., cosa que no se daba antes, ya que era difícil que un payaso sea contratado para ese tipo de espectáculos”, expresó.
Reveló que durante su carrera artística ha trabajado en diferentes circos, teatros y eventos masivos, que son totalmente diferentes a una fiesta infantil.
Por otra parte, reiteró que el UPY, más que un sindicato, es una agrupación de ayuda mutua a los artistas que desea apoyar a sus compañeros en todos los sentidos.
Respecto a las caravanas, detalló que, por lo general, comienzan a trabajar a las 17:00 horas y terminan entre las 20:00 y 21:00 horas, según los habitantes de las diferentes colonias que realmente los apoyan y salen a presenciar su espectáculo.
“Hay muchas personas que perdieron sus empleos y están viviendo momentos complicados, por eso nos alegra mucho que la gente salga y nos brinde ayuda, pero ante todo que disfrute de nuestra labor. Salimos del circo y de nuestra zona de confort para ir hasta sus casas, obviamente cuidando y respetando las normas sanitarias porque para nosotros es un bálsamo y estímulo para seguir adelante”, recalcó.
Por su parte Emmanuel Medina Acereto, mejor conocido como “Chocorrol”, señaló que tiene más de 20 años de trayectoria artística, en la que se inició a invitación de unos amigos que lo convencieron a experimentar esa actividad, en los parques y camiones urbanos, con el paso de los años descubrió que más que un hobby, es un oficio que como cualquier carrera requiere de capacitación y entrenamiento para poder ejercerla de manera profesional.
Recordó que comenzó a realizar esta profesión a los 15 años de edad y gracias a la oportunidad que le brindó Samuel López, mejor conocido como “Patoro y los enanitos toreros”, pudo conocer muchas partes del país.
Actualmente, dijo que vende periódicos en un puesto cercano al mercado Lucas de Gálvez y está contento porque la gente los apoya con algunas monedas y en ocasiones hasta con artículos básicos que se reparten entre los socios que más lo necesitan.
A diferencia de sus compañeros, prefiere ofrecer espectáculos infantiles y divertir a toda la familia. Por otro lado, dijo que su objetivo es recorrer todas las colonias del Sur, Oriente y Poniente, que son los sitios donde las personas aceptan su trabajo y hasta les piden que regresen, pues sus hijos se alegran y disfrutan de sus actuaciones.
Mientras que Edwin Daniel Chan Narváez, “Yiyo”, dijo que por la pandemia no sólo perdió su trabajo, sino que prácticamente se cerraron los circos y hasta en los camiones urbanos les negaron el acceso, ya que sólo permiten que dos o tres de los payasos de mayor edad puedan subir a esas unidades a entretener a la gente; por eso, cuando le ofrecieron participar en la caravana de payasos, no lo pensó dos veces.
Coincidió con sus compañeros y manifestó que, como todos, comenzó en ese campo de la comedia como una distracción hace 11 años, cuando uno de sus compañeros lo invitó a participar en un show infantil y le pidió que se disfrazará de algún personaje o botarga, pero escogió ser payaso y al final de esa actuación se le acercó una señora y le dijo que le gustó su trabajo y lo contrató para la fiesta de su hijo, pero como estaba empezando no sabía ni cuanto cobrar. A partir de entonces su trabajo fue promovido por sus propios clientes hasta hacer una “cadenita”, y fue en un congreso organizado por “Bolitas” al que asistió y aprendió más del oficio, empezando a tomarlo más en serio y hasta invertir tiempo y dinero.
El domingo pasado él y el payaso “Bolitas”, ganaron el segundo y primer lugar respetivamente en un concurso, a puerta cerrada que organizó uno de los candidatos a diputado federal.
Finalmente, dijo que un payaso puede ser muy bueno, pero en una fiesta muchas veces la gente adulta es la más difícil de complacer. Al final, a base de humor blanco, logra su objetivo.
SY