Además de contaminar el manto freático, los desechos de los animales de las granjas porcícolas podrían secar lagunas y cuerpos de agua de manera irreversible, pues el exceso de nutrientes que se va en el excremento podría detonar la proliferación de algas y otros organismos que, con el tiempo, van secando los cuerpos de agua.
Así lo advierte un estudio que realizó la investigadora de la Universidad Estatal de Carolina del Norte de Estados Unidos, JoAnn Burkholder, donde alerta que cuando hay una gran acumulación de nutrientes que se van en las excretas de los cerdos, existe el riesgo de que éstos causen la formación de organismos que pueden secar los cuerpos de agua de manera irreversible.
Es por ello que el exceso de excretas que generan las granjas porcinas en Yucatán no sólo contaminan el manto freático donde están ubicadas, sino que los nutrientes que van en esos desechos podrían irse acumulando y dar paso a la proliferación de organismos que acabarían con cuerpos de agua y, con ello dañar el ecosistema, detonando un impacto ambiental severo.
La investigadora Burkholder explicó que los cerdos de las granjas porcícolas reciben demasiados nutrientes en su alimentación, a fin de engordar y lograr mayor producción de carne, pero está comprobado científicamente que estos animales no pueden absorber todos los nutrientes que comen y entonces los desechan por el excremento.
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“Cuando esta alta concentración de nutrientes se queda en el suelo, se convierte en metales pesados que contaminan la atmósfera, porque los desperdicios están al aire libre y se desprenden gases, pero esta gran acumulación de nutrientes en el agua puede ocasionar que haya más algas y exceso de plantas que poco a poco pueden secar lagunas y entonces terminen desapareciendo para siempre”, alertó la investigadora de Carolina del Norte.
Durante el “Seminario Internacional sobre las Fábricas de Cerdos”, organizado por diversas asociaciones civiles de México y Latinoamérica, JoAnn Burkholder expuso que estas situaciones ocasionadas por las granjas porcinas tienen que frenarse, ya que representan un impacto ambiental del que no se pueden salvar los suelos contaminados por esa industria.
Por su parte, Yamelí Aguilar-Duarte, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias, aseguró que el suelo de Yucatán y gran parte de la península no es apto para permitir el asentamiento de granjas porcícolas, debido a que es frágil y se puede erosionar con facilidad, ocasionando la degradación ambiental de estos ecosistemas.
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Durante su participación en este seminario, apuntó que es necesario ser muy cuidadosos con los permisos que se otorgan a las granjas porcinas, porque las autoridades tienen que estar seguros de que no hay riesgos en la capacidad del ecosistema para soportar este tipo de actividad y que los nutrientes recirculen, a fin de que no se estanquen y dañen al medio ambiente.
Explicó que los ecosistemas tienen una capacidad para soportar a un cierto número de individuos, denominada “capacidad de carga”, la cual puede ser sobrepasada y entonces habrá un daño ambiental, lo cual está pasando con las granjas porcícolas, porque se establecen en lugares que no son aptos para soportar esta actividad industrial.
Además, señaló que, si los nutrientes que llegan al suelo y cuerpos de agua no logran recircular, se convierten en metales pesados que contaminan y causan la formación de organismos que pueden acabar con el ecosistema.
aarl