Nicté: Acompañado de una hermosa leyenda de la cultura maya, el árbol de Nicté da vida a la flor que quizás es la más representativa de la región del Mayab, la flor de mayo o “Sak Nicté” en su idioma original cuyo brote despide un aroma dulce que ha cautivado a los pobladores desde tiempos remotos, llamada así por que florece durante el quinto mes del año.
La leyenda:
Descrita por el por el autor yucateco Clemente López Trujillo en su compilación “Leyendas Mayas” relata la historia de una doncella que los días de mayo salía bajo la noche a pedirle a las estrellas que le diera una hija tan bella como ellas mismas. Tras cumplir su deseo, la niña hermosa nacida de las estrellas tenía una condición frágil y enfermiza que falleció joven bajo el amparo de la noche de mayo en cuya tumba nació el árbol de ‘Nicté’ para cautivar a los hombres en honor a la estrella que bajó del cielo en forma de aquella muchacha.
Chaká (Palo mulato): árbol de hasta 15 mts. de altura, con el tronco recto, escamoso y muy ramificado en la copa; las flores son pequeñas de color crema-verdoso muy aromática, florea de febrero a mayo; los frutos son cápsulas drupaceas de 1 a 1.5 cm, es una especie caducifolia.
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Jacaranda: (En Yucatán se le conoce como “hokab”) y su nombre científico es “tabebuia rosea”. Su madera gratamente aromática es muy apreciada en ebanistería y carpintería, en especial para realizar laminados. A algunas de estas variedades se las denomina impropiamente palo rosa. El árbol suele medir de 6 a 10 metros de altura en cultivo, y sobrepasa los 25 metros en condiciones naturales. Su floración varía ya que va desde mediados de enero o prolongarse a junio.
Se le puede apreciar en las calles de la ciudad y en los municipios del estado por sus hermosas flores moradas, amarillas o rosadas que adornan los espacios a finales del invierno y a inicios de la primavera.
En 1930, México solicitó árboles de cerezo a Japón para plantar como símbolo de amistad. El clima mexicano no se prestaba para que florecieran los cerezos. El botanista Tatsugoro Matsumoto sugirió traer jacarandas, estos árboles les recordaban a los cerezos de su país. Hoy en día en todo el país podemos disfrutar de este bello regalo de la primavera, incluido Mérida.
Lluvia de oro: En el siglo XIX fue traída a Yucatán como un árbol de flores ornamentales. Los abejorros y abejas se alimentan se su polen y néctar. Es de los favoritos en los pueblos mayas y en las vías urbanas de Mérida y en parques. En el mes de mayo es cuando está en plena floración.
Las flores son de color amarillo dorado y dulce aroma, que se agrupan en racimos colgantes de 25 cm de largo, y normalmente florecen en mayo. mide de 10 a 12 metros con tronco corto, corteza gris verdosa y lisa. Sus hojas están compuestas de plumosas de hasta 40 cm de largo con 4 a 8 pares de hojuelas.
RC