Todas las empresas que van a realizar un proyecto en el que deben entregar una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), como Grupo Kekén, están obligadas a mitigar los daños que causan con su actividad, por lo que presumir que son “socialmente responsables” es una forma de aparentar que les importa el medio ambiente y los efectos que tiene una comunidad a consecuencia de sus operaciones.
Así lo aseveró, Viridiana Lázaro, especialista en agricultura y cambio climático de la organización Greenpeace, al considerar que los seis consultorios médicos que ha construido el Grupo Porcícola Mexicano donde operan sus granjas de cerdos no es una cuestión voluntaria para beneficiar a las personas de las comunidades, sino que se trata de una obligación que tiene por ley, para mitigar los daños que está causando.
Sin embargo, añadió que como la población de esas localidades desconoce que grupo Kekén tiene la obligación de mitigar el impacto ambiental y social por sus granjas, entonces aparenta ser “socialmente responsable” a través de los consultorios médicos, “que muchas veces ni médico tienen” y que apenas la semana pasada anunció que construirán otros cuatro este año, aunque aún no tienen aprobadas las sedes.
“El problema con estos consultorios o estos proyectos de apoyo social que se dan, muchas veces se hacen por cumplir con el requisito que viene en la Manifestación de Impacto Ambiental y después ya no se le da seguimiento”, enfatizó.
Recordó que en las granjas de cerdos que Greenpeace visitó para elaborar el estudio ¿Qué hay detrás de la industria porcícola en la Península de Yucatán? La carne que está consumiendo al Planeta, los habitantes de esas localidades coincidieron en que “muchos de los consultorios no tienen ni médico o no están funcionando de manera adecuada”.
“La construcción está muy bien, muy bonita, pero no es funcional, entonces también hay que tomar en cuenta qué tanto dan seguimiento y qué tan funcional es para las comunidades”, apuntó la especialista.
Para desarrollar la actividad que se realiza en las granjas porcícolas, Grupo Porcícola Mexicano tiene que entregar una MIA como requisito obligatorio, pero no siempre lo hacen y aun así presumen sus consultorios entre los habitantes como un acto de buena voluntad y se inscriben en la convocatoria que tiene el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi) para ser parte de las empresas que reciben el distintivo de Empresa Socialmente Responsable (ESR), el cual no es certificable.
“Para que sean responsables socialmente tendrían que considerar la opinión de las comunidades y hacer las consultas previas, libres e informadas, y como dice el nombre, las tendrían que hacer previas para ver si las comunidades quieren o no el proyecto y no preguntarles después como muchas veces lo han hecho e incluso algunas granjas de Kekén, la mayoría, no tienen este requisito”, alertó.
Por ello, insistió en que se trata de una simulación de responsabilidad porque inauguran un consultorio médico y presumen que es una forma de ayudar a la comunidad que no cuenta con atención médica cercana, y con ello quieren decir que son responsables, cuando por ley tendrían la obligación de respetar las normas ambientales en sus descargas de desechos, así como en el número de animales que meten a las granjas, porque suelen rebasar la capacidad y tienen hacinados a los cerdos.
“Estas empresas se ponen la medallita de que son socialmente responsables cuando no lo son, están ocasionando daños ambientales muy graves, están ocasionando daños a las comunidades y no se deberían considerar como empresas socialmente responsables solo por poner un consultorio médico que no es funcional en las comunidades, porque dejan de asistir los médicos”, reclamó la especialista de Greenpeace.
De acuerdo con Cemefi, una empresa socialmente responsable tiene que implementar actividades voluntarias e ir más allá de las obligaciones legales, pero en armonía con la ley. “La responsabilidad social exige el respeto de los valores universalmente reconocidos y del marco legal existente”, pero las granjas del Grupo Kekén han violado la ley, al contaminar más de lo permitido el suelo donde se han instalado, además de que también hacen un uso excesivo de agua y tienen hacinados a los animales.
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JG