La icónica casa que hasta ahora permanece en pie sobre la calle 61 guarda una antigua historia que quizás las nuevas generaciones desconozcan la cual hace conocer el predio con el número 511 como “La casa del lagarto”.
A principios del siglo XX, la oligarquía gobernaba Yucatán y una de las familias más pudientes habitaba el predio de la antigua casa en a calle 61, se trataba de la familia Casáres.
El predio número 511 perteneció a la familia Casáres primero siendo casa particular, luego se convirtió en orfanato para niñas y posteriormente pasó a convertirse en el histórico hotel Colonial que laboró alrededor de 40 años hasta terminar en manos de los herederos de la familia, Antoño Laviada y doña Fausta Arrigunaga.
¿De dónde salió el cocodrilo?
El escritor, pastor Escalante Marín perpetuó la historia relatando que los hijos de Antoño y doña Fausta, fueron ocho personas y un cocodrilo. Este último, de nombre Tutankamón quien inesperadamente puso un huevo por lo cual hizo le cambiaran de nombre a Nefertiti.
Nefertiti, fue entregada a los hijos gemelos de la pareja durante un viaje, donde un hombre dedicado a la captura de cocodrilos regaló a los niños dos lagartos recién nacidos.
De esos lagartos, sólo uno de ellos sobrevivió (Nefertiti) y fue llevada ala casa donde doña Fausta obligaba a la fiera a comer trozos de carne “de lejitos” cuando era pequeña, pero ya crecida tuvo dificultades con los vecinos por su gusto de comerse a sus gatos y gallinas que se acercaban.
El edificio ahora convertido en clínica médica, era conocida porque constantemente los pacientes se llevaban el susto de encontrarse con un cocodrilo que cada vez crecía más y más.
Un día muy lluvioso, el cocodrilo de 2.50 metros escapó de la casa obstruyendo el tráfico y atemorizando a los residentes hasta que doña Fausta, valientemente logró devolverlo a punta de escobazos.
Tras el incidente, la fiera fue obligada a ser regalada a un circo donde suponían tendría una mejor vida, pero poco tiempo después, Nefertiti murió de tristeza tras alejarse de su hogar después de 40 años de vivir ahí.
RC