La Península de Yucatán es uno de los lugares más buscados por el turismo nacional e internacional; sus estados, Campeche, Quintana Roo y Yucatán, también lucen como una opción atractiva para vivir o para tener un sitio de retiro o descanso; a pesar de todo esto, y contrario a lo que podría pensarse de un paraíso natural, un porcentaje importante de las tres entidades optó por quitarse la vida.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cierre de 2020 Yucatán se alzó como el tercer estado con la mayor tasa estandarizada de suicidio, 10.2 por cada 100 mil habitantes, sólo detrás de Chihuahua (14.0) y Aguascalientes (11.1).
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Campeche también se ubicó entre los punteros: con una tasa de 7.7 suicidios por cada 100 mil habitantes, se coloca en la octava posición a nivel nacional.
Si bien Quintana Roo no está entre los 10 primeros, sí alcanza a colarse en el top 20, con una tasa de 6.8 suicidios por cada 100 mil habitantes en 2020. Campeche y Yucatán, supera la media nacional, que el año pasado fue de 6.2.
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La crítica posición de la Península también se nota al analizar el porcentaje de suicidios en relación con el número de muertes violentas en cada Estado. De acuerdo con INEGI, Yucatán también despunta a nivel regional, cuando en 2020 31 por ciento de los fallecimientos por alguna agresión, accidente o asesinato corresponde a personas que se quitaron la vida. Hasta el 31 de agosto, van 160 muertes autoinflingidas (133 hombres y 27 mujeres).
Este porcentaje ha ido al alza en los últimos tres años. En 2018 fue de 27 por ciento y en 2019 de 27.6; el incremento en dos años fue de 14.8 puntos en Yucatán.
Campeche ocupa el segundo sitio en el porcentaje de suicidios respecto al total de muertes violentas: 17.6 por ciento, con un incremento de 15.7 por ciento de 2018 a 2020, y Quintana Roo, aunque de nuevo está en la última posición peninsular, con 14.4 por ciento, tiene el mayor crecimiento en dos años: 58.2 por ciento, según lo consignado por el Inegi.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mejor estrategia a nivel de política pública nacional para evitar este fenómeno radica en reconocer que el suicidio es prevenible, pues es un proceso que inicia con la ideación (preocupación autodestructiva, planificación de un acto letal o deseo de muerte), después pasa a los intentos y, finalmente, a la consumación.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018, señala que a nivel país, de la población de 10 años y más, 5 por ciento declaró que alguna vez pensó en suicidarse; esto ocurre en 4 por ciento de los hombres y en 6 por ciento de las mujeres.
La idea suicida está más presente en las mujeres mexicanas de 50 a 59 años (8 por ciento), seguida por las niñas y adolescentes de 10 a 19. Las mujeres de 40 a 49 años y las de 60 años y más, los tres grupos, con 7 por ciento.
En la población masculina, la idea suicida se presenta mayormente en la población que oscila entre los 40 y los 49 años (6 por ciento); le siguen aquellas personas que tienen de 30 a 39 y los de 60 años y más, con 5 por ciento en cada uno de estos dos últimos grupos.
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JG