El siglo XIX fue una época complicada para los indígenas de la Península de Yucatán aún sobrevivían tras la conquista española, pues las luchas libradas con motivo de la Independencia, causaron que las relaciones entre terratenientes e indígenas que se habían establecido anteriormente sufrieran grandes cambios.
En un principio los mayas vieron un cambio radical en cuanto a sus costumbres y tradiciones, además de su modo de vida, sin embargo, lograron preservar su identidad a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
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Tras los hechos registrados durante la Colonia, los mayas consiguieron una estabilidad gracias a la creación de instituciones que aunque dieron pie a un fortalecimiento en el dominio y regulación en la explotación de los indígenas, también ayudaron a reducir las posibilidades y motivos de una rebelión.
Posteriormente, con la Independencia vino una ruptura de las normas que mantenían dentro de márgenes tolerables la explotación de los indígenas. Esto causó que a los mayas se les despojara de la autonomía política por los criollos y fue entonces que se implementó de forma extendida la hacienda, además que fue reforzado el poder de una minoría mestiza y criolla blanca.
Fue entonces que comenzaron a buscar otras maneras de tener un control completo de los mayas haciendo así, que la explotación del pueblo indígena volviera a cobrar medidas desproporcionadas bajo la excusa de "civilizar" a esta cultura, llegando a tal opresión que desembocó en la Guerra de Castas tan solo unos años después de la Independencia. (1847).
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MA