Luego de que en las últimas dos semanas se clausuró igual número de fiestas clandestinas en la cabecera municipal, la opinión de la ciudadanía se encuentra dividida, pues mientras algunos sostienen necesaria la intervención de las autoridades en estos casos, otros argumentan que son cateos ilegales en predios privados y, por tanto, consideran que es un abuso de autoridad.
Entre quienes califican de positiva la medida se encuentra Ángel Lozano Vélez, quien indicó que es una forma de proteger a los propios habitantes de Valladolid tomando en cuenta que nos encontramos en pandemia y ese tipo de fiestas representan claros focos de contagio.
“A nivel estatal se han dado claras indicaciones para no organizar ni participar en eventos que generen aglomeraciones, pero la gente no entiende y muchas veces es necesaria la aplicación de sanciones para hacerlos entrar en razón, sobre todo al saberse que la variante ómicron ha incrementado el número de casos en el Estado”, sostuvo.
En opinión de Lozano Vélez, debido al auge de las redes sociales ese tipo de fiestas lamentablemente se han vuelto muy comunes en distintas colonias de Valladolid y es un secreto a voces que en varios puntos se realizan cada fin de semana, pero también gracias a la tecnología pueden hacerse los reportes y la Policía siempre acude.
Con lo anterior coincidió Martin Manrique Chablé, quien expresó que, con riesgo de ser tachado de anticuado, opina que si los padres de familia no son capaces de cuidar a sus hijos, la Policía tendrá en parte que asumir ese rol, en alusión a que en las dos fiestas clausuradas han sido encontrados menores de edad y bebidas embriagantes.
“Es increíble que, en horas de la madrugada, niños de 12 o 13 años de edad hayan sido hallados en ese tipo de fiestas, donde el alcohol circula por doquier y que los padres sólo se enteren cuando son llamados de la corporación policiaca local”, opinó.
En contraparte, quienes ven con cierto recelo ese tipo de clausuras, señalan que las autoridades miden con distintas varas, pues en su momento, ferias tradicionales como la de Tizimín aglomeraron a miles de personas, se realizaron bailes y se permitió la venta libre de cervezas.
“Desde luego, ahí se generaron ganancias de varios miles de pesos para los organizadores y ahí la Policía Estatal no clausuró nada, al contrario, se limitaron a vigilar la entrada de la gran cantidad de personas. Entonces, ¿a qué estamos jugando?”, refieren.
Al respecto, Pablo Durán González indicó no acabar de entender el motivo por el cual algunas fiestas son clausuradas y otras no, además de mencionar que en ocasiones la Policía entra por la fuerza a los domicilios privados.
“Sé que estamos en pandemia y todo, tampoco sé mucho de leyes, pero hasta donde tengo entendido nadie puede entrar a un domicilio sin una orden de cateo o algo parecido, y eso es algo que debe tomarse en cuenta porque también se podrían estar violando los derechos de la ciudadanía”, finalizó.
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CC