Pese a que hasta el momento las autoridades no les han dado instrucciones para la disminución de aforo y restricción de horarios por el cambio de Semáforo Epidemiológico de Verde a Amarillo en Yucatán, personal de la industria restaurantera toma medidas de higiene más estrictas ante el aumento de contagios por la variante Ómicron, al afirmar que temen el cierre de negocios del ramo, pues dicen sería un golpe muy duro a su economía.
El 70 por ciento de los comercios y restaurantes de diversas zonas de la ciudad, señalaron estar cuidando los protocolos de seguridad, así como también estar en la espera de los anuncios emitidos por el gobierno del Estado para las nuevas normativas, deseando que los contagios no se sigan elevando hasta llegar al cierre, pues muchos de ellos no aguantarían otro golpe y terminarían en la quiebra.
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Tal es el caso de Freddy Kantun, gerente de un conocido restaurante al Norte de la ciudad, y quien ha estado al frente de múltiples negocios del ramo con gran aforo por más de dos décadas, manifestó que el COVID es la peor plaga para el sector.
Recordó que cuando el cierre de negocios no esenciales tuvo que buscar la manera de sustentarse al igual que los miles de trabajadores del ramo, por lo que ahora aunque el gobierno del Estado no ha dado orden de disminuir la capacidad de comensales, ni la disminución de horarios, tiene un estricto manejo de medidas de seguridad, pues afirma que un nuevo cierre sería brutal para la economía de los empleados.
“Cuando hubo el cierre de negocios y con ellos restaurantes muchos nos quedamos sin sustento, por eso ahora soy muy estricto con los protocolos y aunque sí hay clientes que quieren hacer su voluntad estoy firme ante la postura de sanidad, pues muchos como yo tuvimos que padecer el cierre pasado y no queremos que esto vuelva a ocurrir”
Una de las medidas de seguridad que realizaron los restaurantes de la zona, fueron las fumigaciones y limpieza de los locales, asegurando así no sólo a los clientes si no también el de los colaboradores.
“Aquí a muchos les dio COVID-19 al inicio de la pandemia cuando todavía no había vacunas e incluso después de la vacuna, como a mí, y aunque en lo personal a mí me dio leve, algunos compañeros casi cuelgan los tenis por la enfermedad, por eso ahora priorizamos todas las medidas sin excepciones”, explicó Kantun.
Diana Alpuche mesera del lugar dijo haberla pasado muy mal durante la pandemia, pues además de verse grave debido a la enfermedad, la crisis económica que atravesó fue demasiado dura, al grado de agotar sus ahorros y recurrir a otros recursos para mantenerse.
“La pandemia ha sido un cáncer que hasta ahora no se ha podido erradicar, y lo peor es que ha cobrado muchas vidas; superé la enfermedad y hoy digo de primera mano que no quisiera que nadie más la viva, además de eso mi economía se fue a pique quedando a poco de la ruina, pero la gente no hace conciencia hasta que le pasa”, explicó.
La mayoría de los entrevistados de diversos restaurantes señalan que viven de las propinas, por lo que la disminución de aforo en dichos negocios sería una zancada para su economía, por lo que esperan que antes que los contagios suban y se tomen medidas extremas, puedan sacarle provecho a la concurrencia.
Normalidad en las calles
En un recorrido por calles de Mérida, se observó que a pesar de que el semáforo pasó a Amarillo después de varias semanas en Verde debido a los elevados contagios que está provocando la nueva cepa ómicron, la normalidad aún continúa en las calles, ya que como mencionan muchos de ellos tienen que trabajar o dependen de esto para poder sustentarse.
Adriana Chan, encargada de una tienda de novedades ubicada justo en el callejón Emilio Seijo, comentó que, aunque existe el temor de que la nueva cepa afecte nuevamente a los establecimientos, muchos de ellos tienen que seguir asistiendo a trabajar, ya que dependen del sueldo para poder comer, pero lo único que se les pidió es que los protocolos de salud sean reforzados, para evitar posibles contagios entre empleados.
Una pareja de esposos de la tercera edad que estaban sentados señalaron que aunque sí temen a la nueva variante, tienen que salir a hacer sus compras y diligencias ya que sus hijos no se encuentran en el Estado, viven en Cancún, y al estar solos tienen que hacer las cosas por su cuenta, pero confían que las tres dosis que recibieron les ayuden y eviten contraer el virus.
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jcl