Con el paso del tiempo se ha hecho notoria la desaparición paulatina de los árboles de jícara en los solares. De acuerdo con campesinos y artesanos, expertos en el trabajo artesanal con estas frutas, esta es una tradición que se ha ido perdiendo con el tiempo.
Fernando Yah, campesino, aseguró que con el paso del tiempo la comercialización de este producto ha ido disminuyendo hasta que llegó el punto en el que no existía venta de este tipo de productos.
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Cuando él era joven —recordó el entrevistado—, era su madre, María Yah, quien realizaba estos trabajos y los comercializaba. Sin embargo, abandonó este tipo de artesanías por la falta de ventas. A partir de eso, solo realizaba trabajos para fechas puntuales o de manera ocasional.
Yah narró que durante años la venta de jícaras sirvió de sustento económico a su mamá, María Yah, le consta que el periodo de cosecha desde finales del mes de septiembre, que era el momento en el que su madre bajaba los frutos, los cortaba y los ponía a secar para trabajar con ellos. El labriego aseguró que la elaboración de recipientes puede durar a varias semanas.
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Tradición
El entrevistado narró en lengua maya que actualmente tener un árbol de jícara conlleva resguardar una gran cantidad de historias, porque en la comunidad son pocas las personas que aún preservan esta planta, algunas también llevan a cabo la elaboración de jícaras en estás épocas de finados.
Una creencia que persiste hasta nuestros días afirma que, con el fin de que los frutos de este árbol crezcan con el mayor tamaño posible, tienen que ser sembrados en luna nueva, de esta forma, durante las cosechas habrán alcanzado un buen desarrollo.
Asimismo, dio a conocer que actualmente son contadas las personas que aún llevan a cabo la elaboración de este tipo de recipientes debido a que no existe una mayor demanda para generar ingresos, motivo por el cual algunas personas lo dejaron de hacer.
Señaló que para él este tipo de árbol representa legado histórico, pues le recuerda que en ese tiempo él y su hermano eran quienes llevaban los recipientes que realizaba su madre al mercado, un oficio que ahora ya no se ve tanto. En este sentido, Yah espera que el trabajo artesanal con este fruto se conserve para que vuelva a dar sustento a las generaciones de artesanos por venir.
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CC