Yucatán

Yucateco narra su experiencia como migrante durante 20 años en Estados Unidos

El originario del municipio de Peto regresó hace cuatro años, señalando que es difícil adaptarse a un nuevo ambiente diferente al suyo
Miguel Martínez se encuentra actualmente con su viejo negocio en un taller mecánico en Peto / Valerio Chan

Miguel Martínez Sosa “El Huero”, por más de veinte años estuvo como migrante en los Estados Unidos y señaló a POR ESTO! que no es nada fácil estar en el vecino país, ya que se adquiere otra cultura en la que el sueño está más en el dólar, por lo que varios migrantes no regresan o ya no se adaptan después a su comunidad y la mayoría de las veces les hace cambiar la idea de compartir.

Él decidió regresar a Peto hace cuatro años, con la intención de volver a la Unión Americana más adelante, pero pasó el tiempo, sus documentos caducaron y para renovarlos necesita otra inversión económica.

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Por lo que señala que está tranquilo, ya que por amor a su madre prefirió quedarse y reiniciar la actividad que dejó hace años antes de emigrar con un taller de reparación de bicicletas.

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Señaló que años atrás tuvo su taller mecánico en la colonia Esperanza, pero decidió irse a probar suerte en el vecino país para juntar dinero y al regresar, hacer más grande su taller y, aunque tenía en mente practicar la mecánica en los EE.UU., donde juntaría los recursos, le fue muy difícil, pues ahí se necesita dominar el inglés al 90 por ciento, lo que le dificultó esta actividad.

Martínez Sosa subrayó que no es fácil ser migrante y estar lejos de la familia y enfrentarse a un país diferente, él solo hablaba español, por lo que le llevó tiempo aprender inglés y por lo mismo encontrar trabajo; asimismo, se sufre mucha discriminación, por lo que no recomendó a los jóvenes arriesgarse.

Después de probar las dificultades, decidió regresar y con esfuerzo construyó su taller de nuevo y de manera sencilla, y adquirió una bomba de mano, empezó a emparchar recámaras y reparar bicicletas para sobrevivir y así estar cerca de su madre.

Añadió que, con la pandemia, la situación lo dejó más en crisis y solo pudo retomar la reparación de bicicletas a principios de este año.

Al paso de los días consiguió una comprensora de gas butano y luego una eléctrica para mejorar su equipo, pero aún le faltan más herramientas, aunque la llantera “El Huero” ya está de nuevo en funciones, ya que repara motos, bicicletas y realiza cambios de baleros, balatas y gomas de motos.

Dijo estar agradecido con la vida, ya que tienen una experiencia de cuarenta años en la reparación de vehículos de dos ruedas o motocicletas, y sigue engrandeciendo su taller.

Lo que practica de nuevo, en la calle 33 por 36, de la colonia Esperanza, señaló que tiene paciencia, ya que lo más difícil es el inicio. Recordó con nostalgia su taller que tenía años atrás y sus herramientas que se quedaron en la nada, ya que no las recuperó. Finalmente, platicó que tiene planes de ampliar su taller, con el paso del tiempo, para la reparación de automóviles.

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CC