Hoy se conmemora el Día Internacional de la Lengua Materna, adquirida dentro del seno familiar por parte de los padres, abuelos y tutores.
En entrevista con POR ESTO!, los hermanos Nicolás y Nicolasa Padilla Tec, relataron la importancia que la lengua mayaha tenido en sus vidas, la necesidad de incentivar su uso, así como las dificultades que han enfrentado como mayahablantes.
Los hermanos dicen que aprendieron la lengua desde pequeños, pues en ese entonces vivían en la hacienda henequenera de Consacapó, en donde todos los habitantes se comunicaban en maya. De acuerdo con los entrevistados, eran los mayores de la familia quienes se encargaban de enseñar a los más pequeños este idioma.
Cuando el lugar quebró y los empleados tuvieron que salir a buscar oportunidades laborales dentro del poblado, los hermanos Padilla Tec dijeron que fue complicado adoptar el español como segundo idioma, aunque en su familia poco a poco se fue supliendo el maya como lengua materna en favor del español.
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“Cuando éramos unos chiquitos todos en la hacienda hablaban maya, nadie hablaba español. Cuando las familias decidieron llegar al centro del poblado es cuando comenzamos por aprender castellano. Fue complicado porque veíamos un cambio total por el modernismo que comenzaba a llegar poco a poco”, expresaron.
Pese a este panorama, los hermanos se rehusaron a suplir su primera lengua y todo el tiempo mantuvieron su idioma natal para que otros la pudieran aprender y así esta no desapareciera. Explican que fue complicado, puesto que eran pocas las personas que optaron por continuar empleando el maya en su vida cotidiana.
Nicolasa afirma que la mayoría de las personas comenzó a entenderla, pero no a pronunciarla, pues aseguraban que era complicado por el acento y la forma de cómo pronunciar correctamente las palabras.
No obstante, Nicolás agregó que en el Estado, en varios de los municipios maya hablantes, tienden a tener entonaciones diferentes a la que ellos aprendieron. Según la entrevistada, esto es perceptible en el Sur, donde el acento es más aporreado y la pronunciación es más rápida, lo que incluso causa que ellos tengan complicaciones para comunicarse en el mismo idioma.
Ambos lamentaron que actualmente dentro de la comunidad son muy pocas las personas que hablan el idioma, pues únicamente algunas con las que crecieron son quienes siguen empleándolo y con los que pueden dialogar cómodamente.
“Cuando nuestros abuelos y padres comenzaron a morir, la lengua maya también fue desapareciendo, son muy contados los que lo seguimos. Hay personas que saben, pero muy poco; ya no vemos el interés en la comunidad para que no se pierda”, precisaron.
Nicolás Padilla asegura que dentro del poblado hay personas jóvenes que saben hablar esta lengua, pero por pena no la emplean para tratar de rescatarla o para enseñar a otros. Al pasar de los años, cuando Nicolasa tuvo su nieto, dijo que lo primero que hizo fue enseñarle sobre la lengua materna que lo caracteriza como yucateco.
“Mi nieto ya está aprendiendo maya, le cuesta trabajo hablar, pero entiende perfectamente todo lo que le digo, me contesta en maya y español. Apenas tiene seis años y poco a poco está avanzando”, comentó.
“He enseñado a jóvenes que estudian enfermería a hablar maya correctamente, vienen a mi casa y con gusto les enseño. Les hacía falta motivación para aprender y aquí aprendieron, ojalá ellos enseñen a sus hijos para que no desaparezca porque ya la estamos perdiendo”, dijo.
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CC