Las mega granjas porcícolas como Kekén están contaminando el agua de Yucatán, pero hace falta certeza metodológica para comprobar el nivel o grado de afectación que hay y que inciden en la población que habita en su alrededor.
De entrada, la Facultad de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) no tiene solicitud alguna de trabajo de investigación sobre el tema, según reveló Julio Sacramento Rivero, jefe de Posgrado e Investigación del plantel.
La importancia de la Facultad de Ingeniería Química en este asunto es que cuenta con especialistas y está certificada para hacer estudios del agua, como los que se requieren para determinar la contaminación en el entorno de Homún y Sitilpech, comisaría de Izamal.
Por su parte, Abar Wilde Yerves Maldonado, de la Sociedad Yucateca de Ingeniería Sanitaria y Ambiental, A.C. (Syisa), señaló que hay contaminación en torno a las mega granjas, pero hace falta estudios sistemáticos y continuos que demuestren la gravedad.
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Dijo que sí hay estudios, pero no son contundentes o concluyentes en torno a los casos mencionados y que el Gobierno federal, estatal y los municipios deberían de apoyar para realizar investigaciones en el manto freático.
El gobierno federal, a través de las instancias que tienen que ver con el agua, como Conagua y Profepa, “deben hacer su chamba” para monitorear de manera continua la calidad del líquido de las plantas porcícolas.
Dijo que se deben revisar períodos largos y controlados las emisiones y sus procesos de mitigación, pero lamentablemente hay pocos inspectores de la Comisión Nacional del Agua, de la Profepa o de la Semarnat que puedan hacer este trabajo con la continuidad que se requiere.
Por su parte, las plantas deberían contratar una tercera opinión sobre sus procesos de tratamiento de agua. “Hay que checar los procesos de trabajo diariamente. Las plantas de tratamiento deben tener un servicio de mantenimiento y de seguimiento”.
En realidad, no hay capacidad instalada para la supervisión, sabemos que hay contaminación, pero no tenemos la certeza de qué nivel y para llegar a conclusiones precisas se deben hacer monitoreos prolongados, tanto en la planta como en el agua.
Los servicios de un laboratorio certificado, como el caso de la Facultad de Ingeniería Química, cuestan y requieren personal para hacerlo, además son pocos los que conocen a detalle la operatividad de la NOM 0001, de reciente aparición, y para el manejo del agua hay de 28 a 30 documentos, por ello, se desconocen estudios serios sobre los impactos en Yucatán de las mega granjas.
El ingeniero Sacramento Rivero comentó que hay un grupo de asesores vinculadas a la UADY que emiten opiniones sobre temas relacionados con el agua, pero tampoco sabe si han sido consultados por las organizaciones que asesoran a los habitantes de Homún y de Sitilpech.
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JG