Luego de dos años de suspenderse por la pandemia, la parroquia de San Miguel Arcángel retomará este 2022 la celebración del Kuuch Cruz (cargar la cruz); una tradición propia de Maní y única en la entidad, efectuada cada Viernes Santo.
Jorge Óscar Herrera Vargas, responsable de la parroquia platicó que, tras las nuevas disposiciones de las autoridades de salud por el Semáforo Epidemiológico en la Entidad, la grey católica irá retomando actividades religiosas y tradicionales que enmarcan la Semana Santa a efectuarse del 10 al 17 de abril.
El día 10 de abril se llevará a cabo la procesión de huanos que partirá de la capilla de Santiago Apóstol con rumbo a la parroquia; un acto que marcará la apertura de la intensa jornada de actividades con motivo de la Semana Mayor.
El día martes se retomará la tradicional caminata penitencial que iniciará en el lienza charro de Oxkutzcab para culminar en el exconvento. De forma simultánea, la feligresía de Tipikal y Dzán que conforma la parroquia, hará su caminata que terminará en Maní con una misa.
Inculturación de la fe
Para el viernes 15 de abril, por la mañana se retomará la celebración del Viacrucis, pero de una forma distinta; para esta ocasión, no habrá representación viviente y el recorrido correspondiente a las estaciones será alrededor de la parroquia.
Por la noche del viernes, la grey católica dará cumplimiento a la celebración del Kuuch Cruz, que se retomará luego de dos años de no realizarse públicamente como de costumbre; en el 2021, se limitó a un acto simbólico a puerta cerrada en la iglesia.
El sacerdote católico de Maní, platicó que dicho ritual se remonta a la llegada de los españoles al municipio para la evangelización, dando cumplimiento a la profecía descrita por los mayas en el Chilam Balam de Chumayel.
“La fe se mezcló y dio paso a lo que se le conoce como inculturación, es decir, se fusionó lo maya con lo católico, se absorbió desde adentro y formó parte de la vida; esto es perfectamente maya y católico. Hay que recordar que, en Maní, antiguamente se venía a pedir perdón”, explicó el clérigo.
La singular tradición valorada celosamente por la gente adulta de la población, es llevada a cabo por doce jóvenes arrepentidos que representan a los apóstoles, quienes son elegidos por un grupo de custodios (gente adulta de la iglesia).
Esa noche, encabezarán el memorable ritual con los ojos cubiertos con un paliacate, el pecho y espalda descubierta, así como con los pies descalzos y atados con una soga, para recorrer las inmediaciones del emblemático ex convento franciscano.
Durante la lectura de cada uno de los misterios del rosario, los jóvenes cargarán sobre el hombro derecho, una antigua cruz que de más de 100 kilos y de una altura de 10 metros; una auténtica reliquia y testigo mudo de la histórica tradición.
En el trayecto y como parte del ritual, el sacerdote, al toque de la matraca, dará simbólicos azotes a los doce discípulos con un látigo de cuero al término de cada misterio del rosario, como una forma de remisión de los pecados. Acompañarán a la reliquia principal, otra cruz de menor tamaño, el santo sepulcro y la Virgen de los Dolores. El madero pequeño será cargado por adolescentes, también con los ojos vendados, los pies y brazos atados durante el recorrido.
Cada año, decenas de personas se unen en medio de cantos al recorrido, como signo de fe y dando cumplimiento a las promesas y demás “mandas” efectuadas a la pieza religiosa de gran devoción.
El ritual del Kuuch Cruz es una de las actividades más representativas de Maní que ha perdurado a lo largo de los años; se efectúa entre dos cortejos importantes propios del Viernes Santo: el rosario de pésame y la marcha del silencio.
La realización de la ceremonia ha pasado de generación en generación y si bien, ha tenido varios cambios, aún mantiene su esencia. La gente de Maní cuenta con una tradición única, la conserva y es muy respetuosa con ella.
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CC