Mirna Acosta González y Rafael Cabrera Ramírez denunciaron que son víctimas de fraude y de desalojo de vivienda, luego de que los predios que compraron hace 22 años, ubicados en la calle 72 entre 77 y 79 del Centro de Mérida, no tenían los títulos de propiedad en orden; acusaron a Mario Martín Cetina y a Honoria Molina Koh de venderles el terreno de forma fraudulenta.
El matrimonio tiene un taller y un molino en dos locales que se encuentran juntos, con los números 567-B y 567-C, a pocos metros del parque de San Sebastián.
Ayer elementos policiacos y un grupo de cargadores llevaban a cabo la orden de desalojo para sacar a la señora Mirna y a su esposo Rafael, que durante más de dos décadas crearon su patrimonio en el lugar.
En entrevista, los afectados señalaron que el 12 de diciembre del 2000 le compraron los predios a Mario Martín y su esposa, Honoria Koh, por un total de 130 mil pesos, bajo un contrato de compraventa.
El demandante aseguró que durante todos estos años exigió la entrega de sus títulos; sin embargo, Mario Martín siempre se los negó y quedaron en un acuerdo por la amistad que tenían.
Un día recibieron la visita de Mario quien les exigió sin justificación alguna, que desalojaron la casa, como los afectados se negaron recibieron una amenaza de desalojo.
El matrimonio acudió al Tribunal Superior de Justicia para tramitar un juicio y exigir que les entreguen los títulos de propiedad, llevaron toda la documentación que avala los años que vivieron en el lugar y el contrato donde les ceden los 130 mil pesos a los presuntos defraudadores, está firmado por Honoria Molina Koh. Esto consta en la demanda 00090/2014 con el folio -12684.
Llevaron a cabo tres juicios porque los dueños originales cambiaron el nombre de los títulos de propiedad en diversas ocasiones entre el matrimonio y su hija, Nubia Martín.
Además, los afectados resaltaron que los tres abogados que llevaron su caso durante el proceso judicial se dejaron de comunicar con ellos, por lo que aseguraron que habrían sido parte del mismo fraude.
Sentenciaron que la Notaría 64, a nombre del abogado Pedro Sierra Lira, se habría prestado para estos actos, ya que durante todo este tiempo fue el despacho que hizo los expedientes sin que haya una resolución clara para los afectados.
El jueves pasado recibieron la visita de elementos de seguridad y cargadores para realizar el desalojo, la pareja decidió quedarse en el taller y en el molino para evitar que se les arrebatara su patrimonio. “Me están sacando a la fuerza y quieren que saque todo, nos están abandonando a nuestra suerte, es algo que nos costó muchos años”, lamentó Rafael.
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JG