En casi 40 páginas del Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA), Iberdrola no explica cómo sería el escenario de contingencia en caso de accidente por un error humano, una falla del sistema o por un fenómeno meteorológico. La Central de Ciclo Combinado (mejor conocida como CCC Mérida) tenía dispuesto utilizar 13 químicos peligrosos y miles de litros de agua al día para tratar los desechos de la actividad energética.
La planta de energía termoeléctrica en Kanasín, que se encontraría a menos de 40 kilómetros de Mérida, capital de Yucatán, trabajaría con sustancias riesgosas para el medio ambiente, según su Manifestación de Impacto Ambiental.
Sin embargo, en todo el documento, la empresa Iberdrola Energía Monterrey S.A. de C.V., no analiza un posible escenario de contingencia, que fue una de las razones por las que Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) negó el permiso de instalación a la empresa.
“En el proceso de generación de energía, las principales materias primas que se usarán durante la etapa de operación son el gas natural y el aire necesario para la combustión. Como se indicaba anteriormente, se prevé que la fuente de abastecimiento de gas natural se realizará por medio de una acometida que conectará con el gasoducto Mayakán”, dice el informe ambiental.
El gasoducto tendría una longitud de 3 mil 78 metros y, según este documento, “puede causar irritación en las vías respiratorias” y es “altamente inflamable”.
Además del riesgo del manejo del gas y la tubería conectada al Mayakán, la planta utilizaría hidrógeno. La compañía también omite decir que el hidrógeno es uno de los gases más inflamables que existen en la naturaleza; cada mes hubieran utilizado 93 kilogramos.
Otros químicos peligrosos utilizados son el antiincrustante (químico utilizado en el agua), bisulfato sódico (se utiliza para absorción de gases), así como sosa, ácido sulfúrico y amoniaco.
También se menciona el empleo del inhibidor de corrosión, un químico empleado comúnmente en la industria petrolera. Su objetivo es que en materiales ferrosos y no ferrosos, como cobre, aluminio, hierro y acero utilizados para la planta se mantengan sin daño por el contacto con el agua. La Manifestación de Impacto Ambiental de la CCC Mérida reconoce que el producto es “muy tóxico para organismos acuáticos”.
En casi 400 páginas de informe ambiental, la empresa Iberdrola Energía Monterrey no explica en ninguna de sus líneas qué hacer en caso de derrame de alguna de estas sustancias ya mencionadas o, en su caso, por un fenómeno natural.
Iberdrola se quería ceñir al artículo 20, párrafo XII de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente que dice que deben de contar con un “Programa de contingencias, que contenga las medidas y acciones que se llevarán a cabo cuando las condiciones meteorológicas de la región sean desfavorables; o cuando se presenten emisiones de olores, gases, así como de partículas sólidas y líquidas extraordinarias no controladas”.
Sin embargo, en ninguna parte del documento analizan el golpe de un posible huracán o tormenta tropical.
Como ya informó POR ESTO!, la Semarnat consideró no demostrado este punto y “(…) un evento menos probable, pero más catastrófico relacionado con la fuga en tubería por accesorios o conexiones débiles (en el subsistema estación de compresión de gas), se presentaría un radio de afectación por sobrepresión para la Zona de Alto Riesgo (ZAR) de 845.00 m, mientras que la Zona de Amortiguamiento (ZA) tendría un radio de 532.00 m, teniendo la probabilidad de generar daños, no tan sólo a los asentamientos humanos colindantes al predio, sino también a los componentes ambientales del (…) Anillo de Cenotes”.
Termoeléctrica sin permisos de Conagua
En una revisión del Registro Público de Derechos del Agua (REPDA), portal administrado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua), se confirma que la empresa Iberdrola Energía Monterrey, S.A. de C.V., no cuenta con los permisos para operar pozos de extracción de agua en Yucatán.
A nombre de esta compañía sólo hay dos títulos que datan del año 2001 y corresponden al Organismo de Cuenca del Río Bravo.
La termoeléctrica tenía prevista la necesidad de seis pozos profundos para extraer agua y, al estar tan cerca de la Reserva Anillo de Cenotes, la disponibilidad de agua subterránea no sería problema.
“El proyecto requiere de un consumo de agua de 25.5 m3/h que será suministrado a través de pozos profundos que se acondicionarán en el predio”, dice el documento. Es decir, por hora se consumirían 25 mil 500 litros por hora.
En el verano, estima el informe, se necesitarían por lo menos 30 litros por segundo, un estimado de 108 metros cúbicos de agua (108 mil litros por hora) para poder abastecer las necesidades técnicas del proceso energético.
“El agua procedente de pozos será sometida a un tratamiento de filtración y se almacenará en dos tanques de agua de servicios/PCI para su distribución a la red de agua para el sistema contra incendios, a la red de agua de servicios (mangueos, limpiezas de líneas) y para alimentación a la planta de desmineralización”, dice el documento.
El proyecto contempla la reutilización y reciclaje del agua para regresarlo al medio ambiente. Sin embargo, no menciona que uno de los grandes problemas de las termoeléctricas es que el agua que recuperan, y regresan a los mantos acuíferos, tiene una temperatura extra de 11 a 14 grados, lo que provoca infertilidad del recurso y muerte de peces por aceleramiento cardíaco.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información
JG