Los manglares de la Península de Yucatán son una defensa natural contra los huracanes, hacen frente al cambio climático y es hábitat y refugio de una gran variedad de vida silvestre; sin embargo, están perdiendo la batalla frente al hombre y ante la complacencia de las autoridades.
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La construcción de predios en la costa yucateca sin respetar las disposiciones legales se está convirtiendo en un común denominador.
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En el Litoral Oriente la destrucción del mangle para construir predios y la tala para utilizar la madera de sus árboles parece no tener fin.
Mientras que en Chuburná, una empresa que pretende construir un desarrollo inmobiliario, ya que comenzó con la casa club que no cumple con las disposiciones, como elevar el inmueble por medio de pilotes y no construir bardas para permitir el flujo del agua y los animales, así como dejar libre de construcción el 70 por ciento del terreno.
Además de que utilizó 150 volquetes para retirar arena y en su lugar está utilizando cascajo para rellenar la obra. De seguir permitiendo estos abusos, más tarde que nunca Yucatán será recordado como el estado que perdió sus mangles.
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CC