Cerca de un millar de estudiantes no pudieron retornar a clases, porque los directores de la escuela primaria Mártires de Chicago de Progreso consideraron que el edificio se encuentra en peligro de derrumbarse, pues su estructura se percibe desgastada tras alcanzar los 80 años de antigüedad.
En esta jornada los profesores se limitaron a realizar en la entrada de la escuela una serie de exámenes para conocer el nivel de estudio de los niños, aunque se destacó que las condiciones no fueron las favorables para los educandos y los padres de familia.
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El colegio es uno de los que cuenta con la matrícula más grande de todo el puerto, junto con la escuela Maniobras Marítimas, que recibió mantenimiento antes de volver a clases.
En su último censo, el turno de la mañana abarcaba 516 niños bajo la tutela de la directora Telma León Castillo, quien desde hace 33 años dirige la institución. En el turno vespertino, Julio César Buenfil Duarte funge como director. En ese horario acuden más de 200 menores de edad.
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De acuerdo con los trabajadores del sitio, se sabe que desde el mes de agosto del año pasado la estructura comenzó a sufrir daños graduales que pasaron desapercibidos cuando se dejó de utilizar el edificio durante el tiempo del confinamiento por la pandemia.
En un recorrido en aquellos días, la profesora León Castillo lamentó las condiciones en el que su edificio se mantenía. En ese momento, se señaló que las instalaciones carecían de agua potable, el domo se encontraba roto, los baños sin drenaje, ya no había señal de internet, se debía trabajar en la ventilación de los salones, y que varias de las estructuras de la escuela presentaban daños que podían poner en peligro la integridad de quienes usaran las instalaciones.
El mismo personal dio a conocer que el problema fue enviado a la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (SEGEY), pero ante la cantidad de solicitudes que les llegan de otros campus, la Mártires de Chicago apenas recibió los trabajos respectivos en estos días, por lo que se tomó la decisión de dar acceso a los estudiantes hasta el 5 de septiembre.
Se explicó que otra vía para reparar este tipo de problemáticas podía ser a través de un oficio dirigido a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para aprobarse la petición y que por medio del Instituto para el Desarrollo y Certificación de la Infraestructura Física Educativa y Eléctrica de Yucatán (IDEFEEY) se mande al personal para realizar las obras.
Como consecuencia, los pequeños se quedaron con ganas de volver a sus aulas; en el turno de la mañana se dieron a conocer las especificaciones de los trabajos y en el horario de la tarde se hicieron largas filas con tutores para apuntarse dentro de una lista que el director en turno tendrá para mantener contacto con ellos.
En cuanto a la comunidad estudiantil del turno vespertino, se hicieron exámenes para saber el grado de enseñanza que estos tenían luego de dos años sin clases presenciales, limitándose a sólo tener educación por televisión y vía internet.
Mártires de Chicago no es la única escuela que tiene este tipo de estructuras, la primaria Candelaria Ruz Patrón y la Filemón Villafaña Farfán, del Centro de la ciudad, incluso tienen fachadas que los padres de familia califican como pésimas e inseguras.
Al Oriente de la ciudad, es el colegio Ismael García uno de los que el paso del tiempo ha originado que se vea en un estado vulnerable para la educación de más de 100 alumnos dentro de otro de los edificios más antiguos de todo Progreso.
En las comisarías, el problema principal ha sido la ola de robos que han sufrido primarias de Flamboyanes y Chelem en las recientes vacaciones.
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CC