En tan solo cinco años, la tasa de suicidios en el país de personas en pleno desarrollo, de los 15 a los 29 años de edad, ha crecido en un 50 por ciento, y Yucatán se ha posicionado en el segundo lugar con mayor tasa por cada 100 mil jóvenes, seguido por Campeche, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI).
En el marco del Día Internacional para la Prevención del Suicidio, que hoy se conmemora, el INEGI reveló que el grupo con mayor riesgo de fallecimiento por homicidio autoinfligido es el de las personas de 15 a 29 años, con una tasa de 10.4 por cada 100 mil; las entidades que presentan mayores tasas son: Chihuahua, Yucatán y Campeche, con 26.4, 23.5 y 18.8, respectivamente. Por otro lado, las tasas más bajas las tienen Veracruz (4.2), Baja California (3.9) y Guerrero (1.4).
El suicidio en Yucatán, en especial de jóvenes de 15 años o más, ha preocupado a diversas instituciones, como el Centro de Integración Juvenil que ha ampliado su esfera de atención de jóvenes con problemas de drogadicción a aquellos que presentan depresión, ansiedad e incluso pensamientos suicidas.
Para el psicólogo Jorge Valladares Sánchez, del consultorio Especialistas en Adolescentes y Menores Infractores A.C., el detonante para que las personas entre 15 y 29 años tomen la decisión de quitarse la vida está relacionado a la falta de control de sus emociones; sin embargo, afirmó que los tres factores principales para que un joven decida salir por la puerta falsa son: No tener sentido de la vida, condiciones psicológicos y la fragilidad social en que viven.
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Problemas que se han agravado por el ritmo cada vez más acelerado de la vida y la pandemia. Víctor Roa Muñoz, director del Centro de Integración Juvenil (CIJ) AC, señaló que ante este problema ampliaron sus servicios para atender algunos trastornos mentales; en un primer nivel, en atención al suicidio, depresión, ansiedad, violencia de parejas y de familia.
Afirmó que desde la apertura del área ha habido mucha demanda por depresión y ansiedad principalmente, donde acuden desde adolescentes de 17 y 18 años hasta jóvenes adultos que presentan estos trastornos.
Reconoció que “desgraciadamente estamos viviendo muchos problemas a nivel social que repercuten en las dinámicas familiares y que tienen impacto a nivel individual, y muchas veces ante una inadecuada gestión o manejo de las emociones y las problemáticas impacta negativamente cada vez más a los jóvenes.
Roa Muñoz comentó que, por estas razones se tiene que hacer un trabajo de acompañamiento para adolescentes o adultos jóvenes, pero también a los padres de familia, alegando que, también están sufriendo y padeciendo todos estos problemas, y que muchas veces no saben cómo actuar o a dónde acudir.
A su vez, el psicólogo Valladares recalcó que “para que un joven o adolescente tome la decisión de quitarse la vida, podría basarse en tres factores fundamentales; por la corta edad inferimos que aún no tiene un sentido de lo que es la vida o una concepción de ella como tal.
Como otro factor, mencionó que tengan alguna condición psicológica, “esto es más común de lo que se cree y son cuestiones de que los padres y su entorno debería estar pendientes”. Pero, afirmó que el factor más importante es la fragilidad social, porque no tienen o sienten que no tienen un apoyo, “cada vez vemos más niños solitarios y eso hace que cualquier detonante como lo son peleas con familiares, alguna pareja o amigo los lleve a tomar esta decisión”.
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CC