La “pandemia” de la violencia hacia las mujeres en Yucatán ha repercutido en el ámbito escolar, donde una de cada cuatro mujeres de 15 años o más declara haber sido violentada, en especial por un compañero, lo que sitúa a la entidad en el tercer lugar nacional.
Sin embargo, siete de cada diez víctimas desconocen los protocolos a los que pueden acudir para denunciar el problema, según datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh)
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La consulta revela que, durante 2021, el 24.8 por ciento de mujeres mayores de 15 años fue violentada en escuelas; Yucatán ocupó el tercer lugar nacional, por debajo de Ciudad de México (25.4) y Querétaro (29.4 por ciento).
Asimismo, revela que el principal agresor es un compañero de clases, en el 46.2 por ciento de los casos; seguido del maestro (16.6), otra compañera (8.9) y otra persona ajena a la escuela (6.2 por ciento).
Respecto al tipo de violencia en la escuela, los datos de la encuesta elaborada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadísticas (INEGI) revela que la principal es psicológica, con un 40.6 por ciento; aunque le sigue muy de cerca la sexual, con 39.8 por ciento o cuatro de cada 10. Finalmente, está la física con el 13.9 por ciento.
La encuesta finalmente señala que siete de cada 10 mujeres violentadas, el 69.7 por ciento, desconoce de la existencia de protocolos o medidas para la atención de violencia contra las mujeres en el ámbito escolar.
La psicóloga Dolores Arjona Chac señaló que la violencia en las escuelas (bullying escolar) se da sobre todo a nivel secundaria y preparatoria, y muchas jóvenes no saben cómo actúa. “Las niñas y adolescentes en edad escolar son las más vulnerables, pero no saben cómo actuar. Lo primero que aconsejo es acudir directamente a los padres de familia para que estos las orienten en cómo resolver la situación, seguido de dar parte a las autoridades escolares y que tomen cartas en el asunto”.
La especialista explicó que “la manera en la que la violencia se ejerce ha cambiado, es ahora más difícil de detectar, pues antes los abusos se daban de forma física, ahora se dan de manera psicológica e incluso digital que es una forma de las nuevas generaciones, y aunque si hay chavos que ofenden a las chicas esto por el machismo que no ha sido erradicado por completo o por el hecho de que no les hace caso (se fijan en ellos sentimentalmente), tenemos que aceptar que esta violencia hacia la mujer en las escuelas se da también entre las mismas jóvenes”, explicó.
Explicó que la violencia psicológica en las escuelas se manifiesta mediante agresiones verbales o emocionales, en la que figuran todas las formas de exclusión, rechazo, insultos, propagación de rumores, mentiras, injurias, burlas, humillaciones o amenazas, mientras que la violencia digital se da cuando son expuestos en redes sociales en situaciones vergonzosas, inventan cosas y se difunden por medio de mensajes, redes y el internet o son buscadas para molestar u hostigar mediante textos o llamadas.
“Si hay una autoridad que se ocupa de ello, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene un programa que se llama ‘Escuelas sin acoso’; sin embargo, no hay mucha difusión, por lo que debería hacerse más visible en las escuelas; pero también hay casos en que las muchachitas no lo expresan por miedo o vergüenza, y es el padre de familia que se da cuenta de la situación por actitudes de los menores, hay que entender que no tienen que tener miedo o vergüenza, que pueden acudir a control escolar, con un maestro de confianza y con sus padres porque eso marca la diferencia, sobre todo a nivel medio”, dijo.
La SEP se refiere a acoso escolar a toda conducta intencional, directa, frecuente y en desigualdad de poder (ya sea física, de edad, social, económica, entre otras) que se ejerce entre alumnos y en el entorno escolar con objeto de someter, explotar o causar daño.
Sin embargo, otro tipos de violencia escolar que toma en cuenta la secretaria es el maltrato escolar ya sea física, emocional, psicológica o de negligencia de cualquier trabajador al servicio de la educación hacia los alumnos, el abuso sexual infantil, afirmando que los factores de riesgo es cualquier situación que aumenta las probabilidades de incidir en conductas que afecten al individuo en su integridad y en la interrelación con los demás y la violencia escolar es cualquier forma de actividad violenta dentro del marco escolar y que incluye a todos los individuos de la comunidad escolar.
Pilar sufrió en una secundaria pública el acoso escolar, principalmente de sus compañeros, aunque también algunas amigas le faltaban al respeto, “¿y todo por qué? -relata molesta-, porque mi cuerpo se desarrolló a muy temprana edad, primero me sentía feliz, pero poco a poco se convirtió en una carga pesada”.
Señaló que los compañeros la agredían con malas palabras, “hasta me insinuaban tener relaciones, incluso algunos se me arrimaban con malas intenciones. Mientras que las que se decían mis amigas, me hacían bromas por el tamaño de mis bubis”.
La chica excusaba a sus compañeros, culpaba a su cuerpo del acoso que era objeto, había días en que se hacía la enferma para no ir a la escuela. Al fin pudo hablar con su mamá quien acudió a la escuela para reclamar al director, “pero le dijo a mi mamá que nada podía hacer, hasta que no existiera una agresión física, que el bullying era cosa de estudiantes”.
Su familia no tenía dinero para inscribirla en una escuela particular, afortunadamente el tormento de la chica cesó al entrar a la preparatoria.
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JG