Los volúmenes de pesca en la navegación mayor aumentaron hasta al doble tras la llegada de la segunda “barcada” en este mes de septiembre, luego de un inicio accidentado de la temporada de captura de pulpo, en la que se reportó que cerca del 40 por ciento de los permisionarios del puerto se endeudaron, tras invertir hasta medio millón de pesos en buques que apenas capturaron de 900 kilos a 3 toneladas del molusco.
El panorama cambió desde esta semana, cuando comenzaron a atracar los navíos en el puerto de abrigo, constando que las cargas se promediaron de cuatro a nueve toneladas, esperando que justo en el cierre de la temporada de cefalópodo retornen los cargamentos que excedían de la decena de toneladas.
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Pescadores de Progreso arriesgan su presupuesto para retomar la temporada de pulpo
Franklin Franco Sánchez, titular del departamento de Pesca en el municipio, dijo que los marineros de mayor navegación, por la baja captura que se presentó en el inicio de esta época, se tendrían apenas cuatro viajes hasta mediados de diciembre que concluyen actividades de esta índole.
“Si tenemos que calificar el mes de agosto sería como flojo, aunque en esta segunda barcada para varias tripulaciones la situación mejora, pues se ha logrado capturar un mayor tonelaje y eso es un respiro total para quienes invierten en embarcaciones con hasta quince integrantes”, expresó.
Sin embargo, el funcionario puntualizó que la pesca de ribera es la única que hasta ahora no ha podido salir del bache, lo que ha obligado a los hombres de mar de esta modalidad a buscar sustento por medio de programas de asistencia social para ser partícipes de entrega de despensas, entre otros beneficios.
“Estamos viendo un fenómeno muy extraño, la gente se confió en que se obtendrían números buenos como el año pasado, pero al no tener los resultados esperados, ahora notamos que varios ribereños están adentrándose en las filas de la embarcación mayor, mientras que los foráneos que arribaron a Progreso para esta época ya se han ido, queda menos del 10 por ciento de la población de por lo menos 500 pescadores que llegaron a principios de agosto”, constató.
Parte de lo que lamenta el entrevistado, han sido los dos naufragios que se han registrado en esta temporada, es por ello que externa Franco Sánchez que el gremio porteño mantenga cuidados en altamar. De igual manera se pide a todos los marineros tener en regla su documentación, pues gran parte del gremio pesquero carece de libreta de mar por los costos que representa expedir el requisito ante la Capitanía.
En lo que refiere a un fenómeno meteorológico presente en el municipio, varios hombres de mar experimentado han hecho saber a Franklin Franco que este podría ser el remedio de la poca pesca redituable, ya que al “revolverse” el mar podría traer mayor cantidad de pulpo al mar que rodea la Península.
“Existe esa creencia, aunque solo beneficiaría a la navegación de gran escala, pues los de menor nuevamente evitarían salirse mantendrían abstenidos de salir, eso mismo les pasó a los ribereños en la marea roja, fue devastador para todos”, finalizó el titular de pesca municipal.
Prueba de lo que aseguró el director de pesca se notó con la tripulación del “Pescamex”, cuyos tripulantes destejaron las nueve toneladas conseguidas en veinte días, las cuales redoblaron su tonelaje pasado, cuando apenas consiguieron tres. La irregularidad en este ámbito se demuestra con otro buque de la misma empresa que obtuvo solo cuatro toneladas; sin embargo, también se informó que hubo avance y ganancia en el cargamento.
Por su parte, Alberto Gómez, de 60 años de edad, mejor conocido como “Rigo”, es un pescador con casi dos décadas dedicado a esta actividad en altamar. En entrevista, constató los riesgos que conlleva embarcarse en cualquier tipo de navío, y ahora, señala, es frustrante ver que no hay una ganancia que permita subsistir económicamente.
“Es duro ser pescador, la actividad comienza a las 4:00 horas, con tu alijo para pescar en medio de la oscuridad de la madrugada hasta las 10:00 horas, cuando te suben al barco para comer. Posteriormente, tienes otro lapso de trabajo de 12:00 a 17:00 horas, lo más complicado es cuidar que el bote no se voltee, pues nos han tocado marejadas de hasta tres metros de altura, no puedes tener miedo” relata.
A pesar de que en su historial el adulto mayor no ha tenido algún accidente, en la “pulpeada” ha sido testigo de cómo varios jóvenes sin riesgo alguno no perciben el peligro y se han caído desde cubierta, por lo que ahora su papel consiste en orientar a los pescadores novatos.
El precio del pulpo en estos momentos es de aproximadamente 160 pesos para las compañías pesqueras, mientras que los patrones compran a sus marineros hasta a 60 pesos esta especie, misma que es codiciada en estos días por más de 3 mil marineros solo en Progreso.
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JG