Yucatán

Yucatecos narran cómo vivieron el Huracán Isidoro, uno de los más devastadores en la Península

El 22 de septiembre de 2002, uno de los fenómenos más devastadores ingresó a la Península de Yucatán desde Telchac Puerto con categoría III
Este 22 de septiembre el Huracán Isidoro cumple 20 años de haber arrasado con la Península de Yucatán / Isaí Dzul

Mañana 21 de septiembre se cumplen 20 años de que el Huracán Isidoro impactó la parte Norte de Yucatán. Habitantes de Sinanché recuerdan claramente esta fecha, pues tuvieron que suspender la fiesta tradicional por la gran afectación que dejó tras su paso este fenómeno natural.

María Reyes Bacelis Peraza, habitante, apuntó que dicho año siempre estará en la memoria de los residentes, sobre todo ahora que están por comenzar los festejos populares.

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María Reyes recordó que toda la población esperaba la actividad festiva, pero en un abrir y cerrar de ojos durante la noche del 21 de septiembre, cuando comenzaron los fuertes vientos, se dio el aviso que se posponían las actividades: “Es muy triste recordar esa noche, los tablados y los juegos ya estaban instalados, fue la primera vez que se suspendía la fiesta por un desastre natural. Cada año se recuerda, al menos yo lo recuerdo”.

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Dijo que durante la madrugada y la mañana del 22, el huracán ya había causado destrozos en toda la comunidad y comunidades vecinas. Apuntó que su casa, que era de paja, quedó destruida junto a varias viviendas, el coso taurino artesanal quedó inutilizado y los juegos mecánicos también se vieron afectados, pues varios terminaron inundados, ya que el agua alcanzó varios metros de altura: “Yo perdí mi casa junto a otras personas, el Centro quedó hecho un caos por las maderas y láminas de la techumbre de los palcos. Postes caídos y nos quedamos sin agua”.

Varios de los habitantes que residían en Estados Unidos que habían comenzado a llegar días antes del siniestro, se quedaron por una temporada hasta que se recuperaran para poder volver a dicho país y continuar su vida, mientras que otros, por la información que se deban por los medios de comunicación, suspendieron su llegada que tenían planeada durante el mes de septiembre y principios de octubre.

La entrevistada relató que las únicas actividades que realizaron fueron los novenarios al santo patrono, momento en el que los devotos pedían con mucha fe que su intercesión para salir adelante después de los desastres que se presentaron, como la falta de agua y energía eléctrica por varios meses, la pérdida de cultivos y los problemas económicos que atravesaban: “Acudíamos a la iglesia a orar mucho por las tardes, el Gobierno nos mandaba víveres y agua, pero la pérdida de las casas y cosechas fue terrible”.

Bacelis Peraza señaló que, en estos tiempos, cuando se registran formaciones ciclónicas, suelen pensar que posiblemente pueda ocurrir otro hecho como el acontecido en el 2002 y que vuelva a paralizar las actividades que están a punto de comenzar: “Después de Isidoro, la pandemia paralizó las fiestas populares. Puedo afirmar que se sufrió más por el ciclón que por la emergencia sanitaria”.

La mujer dijo que cada año a mediados del mes de septiembre, varios de pobladores como ella suelen narrar estos sucesos a las nuevas generaciones, para que sepan del desastre que dejó un huracán a días de iniciar los festejos religiosos y culturales en el municipio: “Muchos jóvenes no lo saben, son muy pocas las personas que lo cuenta, yo soy una de ellas. Nunca debemos decir que no queremos ver un huracán porque alguna vez lo viviremos en carne propia”, finalizó.

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CC