A un día de que termine el primer mes del año en curso la ciudad de Mérida, Yucatán. Esta noche luce fresca y con demasiada actividad para los turistas extranjeros o locales que en sus calles transitan. Atrás quedaron las noches de confinamiento; aquel toque de queda donde la restricción vehicular hacia lucir las calles vacías, inertes con un ambiente lúgubre.
Eso no implica que los contagios de COVID19 sigan en el estado, se controlo la enfermedad o aprendimos a vivir con ella. Pero en esta penúltima noche de enero aquel confinamiento se ve tan lejano. Las marquesitas son un éxito entre los turistas, las tiendas de souvenirs o recuerditos que siguen abiertas roban la atención o la mirada de aquellos que quieren llevarse un bonito recuerdo de esta ciudad.
No hay edad especifica que no permita que esta noche sea un bonito recuerdo para ellos; desde los jóvenes que buscan algún bar abierto en lunes para que en compañía de sus amigos puedan beber un poco. Los restaurantes no pierden la pista de aquellas parejas de enamorados que buscan un lugar rico para cenar. Familias que van caminando de regreso a su hotel.
Aquellos adultos mayores que disfrutan de caminar y recorren estas calles llenas de historia. Hoy la ciudad a esta hora no duerme, el bullicio de las calesas, las marquesitas, las tiendas, la ropa. Los artesanos que buscan encontrar a los últimos clientes antes de que más tarde de nuevo y por un instantes las calles vuelvan a esta vacías.
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AN