Dos mejores amigas, procedentes de Reino Unido, terminaron su aventura en México, tras haber vivido durante 10 meses en el país, principalmente en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Su viaje incluyó una breve estadía en Tulum, pero su última experiencia fue en el Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC), donde pasaron sus últimos días sin dinero. Llegaron el sábado en la noche y tuvieron que esperar hasta hoy para abordar su vuelo de regreso, enfrentando dificultades económicas en sus últimas horas en territorio mexicano.
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Anne Mary y Adira no fueron simples turistas en México, se convirtieron en parte del paisaje cultural de San Cristóbal. Amantes de la música, ambas encontraron un hogar en la escena artística de esa ciudad, formando parte de una banda en la que compartían escenario con músicos locales y un neozelandés. Tocaban desde cumbias hasta géneros más experimentales en “El Paliacate”, un bar emblemático de Chiapas.
Tulum se convirtió en su siguiente destino, impulsadas por la invitación de un amigo; sin embargo, sus planes se vieron truncados cuando el dinero se agotó antes de lo esperado. Sin opciones de hospedaje ni recursos para extender su estancia, su conocido las llevó al Aeropuerto de Cancún el sábado, a las 10 de la noche, aun cuando su vuelo de regreso a Reino Unido, Manchester, específicamente, está programado para hoy por la tarde.
Con cigarrillos en mano y rodeadas de sus maletas, Anne Mary y Adira pasaron las horas en las afueras del AIC, sin quejas ni desesperación. Encontraron en la espera, un momento más de su viaje, una oportunidad para conversar y recordar lo vivido. “No nos molesta, somos amigas y siempre tenemos algo de qué hablar”, dijeron con una sonrisa.
Adira, además de ser músico, es tatuadora, y en su piel lleva marcados los recuerdos de México. Se ha hecho varios con referencias a la cultura maya y otros símbolos que le recuerdan su paso por el país. Entre ellos, un homenaje a la icónica cantante Chavela Vargas, cuyo nombre también llevó su perro, un compañero que dejó atrás en esta travesía.
A pesar de la larga espera, las dos amigas se marchan con una historia que contar y con el deseo de algún día regresar a México. Su experiencia, marcada por la música, la improvisación y los encuentros inesperados, cerró con una última lección, a veces, incluso las horas en un aeropuerto, pueden convertirse en parte de la aventura.
