A menos de un mes para la celebración del Hanal Pixán, numerosas tumbas y osarios del Cementerio General se encuentran en total descuido. Los trabajadores del camposanto lamentan que la mayoría de los habitantes tienen en pleno abandono el lugar donde descansan los restos de sus seres queridos, pues varias construcciones están al borde del derrumbe, rodeadas de maleza y sin fachada.
Manuel May, encargado del panteón, apuntó que muchas personas no dan mantenimiento a las tumbas de sus difuntos desde hace varios años, por lo que se ven en mal estado. “Ya mero llegan los finados y numerosos nichos están descuidados, las personas no los arreglan, vienen cuando se acuerdan, mientras que otras jamás regresan”, señaló el entrevistado.
Manuel explicó que cuando las familias acuden a dejar ofrendas, aprovecha a exhortarles que arreglen el espacio que les pertenece, pero estas suelen hacer caso omiso, dejándoles la responsabilidad a los trabajadores, como si les correspondiera. “Es inútil, aunque te acerques a las personas a decirles que limpien o reparen sus propiedades, te ignoran y se van de inmediato, es por eso que las bóvedas van de mal en peor”.
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En el cementerio muchas tumbas no cuentan con tapas, otras están rotas, sin color y rodeadas por hierbas. Sin embargo, las capillas antiguas que fueron primeras en ser levantadas para meter los restos de los fallecidos son las que corren el peligro de colapsar en un abrir y cerrar de ojos.
Para ilustrar la situación, May mostró la cripta de la familia Méndez Gutiérrez, que está al borde del derrumbe, pues la gran edificación está repleta de hierba y las paredes se encuentran rotas, ya que varios pedazos del material se han ido cayendo con el transcurso del tiempo. “Tratamos de localizar a los propietarios, pero no los hallamos. La construcción representa un gran riesgo al estar en muy malas condiciones. Está por derrumbarse y, si ocurre, dañará a los demás osarios”.
Manuel May también señaló que algunos pobladores suelen pagarles a los empleados del panteón para que hagan el trabajo de mantenimiento que ellos no pueden realizar, sin embargo, explicó que su función como responsables del lugar es vigilar que todo esté en orden, pues cada persona es dueña de una pequeña parte donde sepulta a sus fallecidos. “No es nuestro trabajo limpiar las tumbas, sin embargo, a veces arrancamos las matas y fumigamos, pero hay quienes nos pagan para darle mantenimiento a los nichos”, comentó.
Ahora que se acerca el Día de los Muertos, el entrevistado precisó que muy pocos lugareños han acudido al camposanto a sacudir los osarios de los fieles difuntos, ya que la mayoría de las familias suele hacerlo un día antes de la fecha y otras se olvidan por completo de realizarlo. “Si viene la gente es únicamente a encender una veladora o a traer flores, no pintan ni reparan las bóvedas”, apuntó Manuel.
Caminar entre los pasillos del panteón es complicado, debido a que hay tumbas exhumadas, hierbas y pisos rotos que dificultan transitar tranquilamente.
Ante esta situación, el encargado del cementerio informó que colocará un letrero en el que pida a la ciudadanía que atienda sus espacios, en vista de que cada vez están peor. “Creo que lo que haré es pegar un cartel que diga que hay que arreglar y atender las tumbas, solo así las personas tomarán conciencia”, finalizó.
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NM