De cada 10 adolescentes, al menos uno o dos mantienen relaciones sexuales virtuales con su pareja o amistades, lo que evidencia lo que está ocurriendo en la sociedad yucateca entre este sector poblacional, afirmó el doctor Paulino Dzib Aguilar, destacado psicólogo clínico infantil y profesor-investigador de la UADY.
Dzib Aguilar, quien es doctor en Análisis Psicológico de los Problemas Sociales por la Universidad de Granada, España, e integrante de la Sociedad Mexicana de Psicología Criminológica, señaló que existen indicadores que están conduciendo a que los adolescentes se involucren en esta situación.
El experto mencionó cuatro de los más importantes: los adolescentes no tienen supervisión de sus padres, no pueden poner límites por ellos mismos, tienen una profunda necesidad afectiva y, sobre todo, no perciben el riesgo en el que están inmersos.
El siguiente paso después del sexo virtual es la consumación física, lo que podría derivar en otro problema más profundo en la sociedad yucateca, como el embarazo adolescente y, en casos extremos, el consumo de drogas por la necesidad de ser aceptados y de no saber poner límites a sus necesidades afectivas.
POR ESTO!, publicó ayer que los acosadores que antiguamente salían a la calle a “atacar” han encontrado en internet el escondite perfecto para salirse con la suya, pues a pesar de que las víctimas denuncian más estos casos en las líneas de ayuda, como la del Instituto de la Mujer, solo dos de cada 100 acuden a la Fiscalía, según las estadísticas de la dependencia meridana.
El especialista señaló que estamos frente a un problema de asertividad, es decir, que los adolescentes no pueden decir que no, convirtiendo esta situación en una crisis del ejercicio saludable de la sexualidad.
Dzib Aguilar, quien además ha publicado varios libros, incluyendo La máscara del asesino y Prevención de Riesgo Físico y Emocional, informó que investigaciones realizadas con adolescentes de secundaria revelan que solo dos de cada 10 padres de familia (tanto padre como madre) supervisa el uso de redes sociales de sus hijos.
Además, este estudio se aplicó a profesores de ese nivel educativo, evidenciando que también dos de cada 10 educadores tienen conocimiento sobre los “delitos digitales” de índole sexual.
Entonces, se preguntó el experto, ¿cómo encontrará la sociedad la solución contra este problema?, si desde el hogar y la escuela existen estas deficiencias. Dijo que hay cifras negras sobre prostitución infantil en redes sociales que no se detectan porque no son denunciados, generalmente por temor.
Afirmó que se debe romper el mito de que la prostitución virtual de adolescentes o jóvenes se debe a una necesidad económica. De acuerdo con el doctor, este problema va más allá de lo económico y tiene que ver con la parte emocional, en la que ellos necesitan ser adulados, ratificados y comprendidos.
Precisó que este problema no solo debe enfocarse en mujeres, sino que hay una gran diversidad de participantes.
De hecho, al abordar el tema de delitos digitales, el doctor explicó que en ocasiones las personas propician la oportunidad, como sucede en eventos de despedidas de solteros o solteras, donde acuden estripers y alguien graba.
Esto permite el chantaje tanto de hombres y mujeres de la sociedad que, por no verse comprometidos ante los demás, omiten la denuncia y prefieren pagar antes de que el caso se ventile ante las autoridades.
También suele ocurrir que el novio, novia, esposo o esposa, por venganza, difunda material comprometedor de su pareja. Esto, en muchos casos, no llega a denunciarse, pero la incidencia es alta.
“Pocos tienen idea de que estas cosas están sucediendo y en altos niveles de la sociedad, con funcionarios y empresarios”, señaló. También la divulgación de imágenes personales en redes sociales o por WhatsApp está motivando la proliferación de estos delitos digitales, donde sin saberlo uno se expone a sí mismo y ahora está en otro nivel en el que, mediante inteligencia artificial, se alteran las fotografías.
La oportunidad también es aprovechada cuando uno “suelta su teléfono” y permite que un extraño acceda a él y extraiga fotografías personales. Las posibilidades son inimaginables.
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NM