El acuífero, como receptor de las aguas que se filtran, es muy susceptible a contaminarse con la lluvia, que arrastra sustancias de origen agrícola, metales pesados y todo tipo de desechos, que llegan al subsuelo y comprometen la calidad del líquido, afirmó el investigador Antonio Almazán Becerril.
El director de Ciencias del Agua, del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), advirtió que es un problema grave que sean pocos los centros de población en Yucatán con sistemas de tratamiento de aguas residuales.
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Además, la contaminación también llega a través de los cenotes, que se usan como basureros; se ha extraído de algunos de ellos restos de llantas, pilas, medidores de luz y otros desechos que tienen algún tipo de metal que “se va en el agua” que consumimos y pueden traer problemas a la salud.
Destacó que Yucatán es una zona privilegiada por su agua, pero es importante recalcar que es responsabilidad de todos los habitantes del Estado conservarla; dijo que actualmente investigadores del CICY se encuentran en constante preparación para brindar alternativas urgentes ante este avance potencial de contaminación a los recursos naturales.
“El suelo en Yucatán contribuye al medio natural donde se desarrolla la vegetación y los cultivos agrícolas; en ellos se descomponen los residuos orgánicos y se reciclan los nutrimentos. Son también reguladores del agua, el aire, ya que funcionan como un receptor que filtra, amortigua y transforma compuestos entre ellos los contaminantes”, explicó.
Hoy, el suelo es reconocido como un ecosistema como parte del medio biológico porque “no hay suelo sin organismo”; hay una parte de rocas calizas donde está almacenada el agua del acuífero, que es básicamente la que proviene de la lluvia. Las características de la roca permiten la rápida filtración del agua, pero también de contaminantes.
Entre estas filtraciones están los fertilizantes, plaguicidas, que se usan en los campos agrícolas para combatir insectos y malezas, además del crecimiento poblacional en los últimos años, metales pesados, entre otros, que afectan directamente el suelo y llegan a los ductos acuíferos, señaló que en la península de Yucatán la única fuente de abastecimiento se da en el acuífero y para llegar a él se hacen pozos, pasan por un proceso de potabilización para que la población pueda consumirla.
Dijo que si hay más agua salada no puede potabilizarse por el exceso de minerales; explicó que hay otras aguas que pueden tener una aportación orgánica, pero que casi siempre resulta ineficiente; los costos de potabilización pueden aumentar y la cantidad de extracción para suministrar a una población que crece cada vez y con ello el riesgo de perder este recurso esencial.
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NM