En los pueblos del interior del Estado aún se mantiene viva la creencia que, durante el 31 de octubre a la medianoche, no deben salir las personas de sus casas a caminar por las calles, porque es cuando comienzan a llegar las primeras almas de quienes partieron de este mundo para reencontrarse de nueva cuenta con sus seres queridos.
Crescencio Chan, poblador, explicó que existe una leyenda que se mantiene vigente con el paso de los años y trata de los espíritus que pueden darte una vela en dado caso de llegar a verlas caminando en procesión durante su llegada, el cual logra enamorarte y posteriormente llevarte junto al mundo de los muertos.
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El sexagenario reveló que los antiguos cuentan que desde tiempos remotos en la población, algunas personas han tenido la experiencia de escuchar y ver la llegada de los difuntos.
Crescencio dijo que su abuelo fue uno de los que pudo ver como venían las ánimas y que le platicó que hace más de 80 años no había energía eléctrica en la localidad y al salir de su domicilio observó cómo venía una procesión a lo lejos de blanco y con una vela que dejaba el camino tan claro como si hubiera luz en el lugar.
Apuntó que su abuelo les narró que su esposa le sugirió no salir, ya que si alguna de las ánimas lo veía podrían entregarle un hueso en forma de vela y podría morir al ingresar el aire malo en su cuerpo. Al amanecer, Chan alegó que en la puerta de la vivienda había un hueso asentado. “Le dejaron la vela a mi abuelo, él se fue con el padre a confesarse, le dijeron que haga penitencia. Mi abuelo falleció a los seis meses, de fiebre”, comentó Crescencio.
De acuerdo a los adultos mayores, desde el 31 de octubre a la medianoche comienzan a llegar las almas de niños, mientras que el día primero las de los adultos y el 2 de noviembre es cuando se hace la visita general al camposanto, para ello las casas deben de estar limpias y arregladas, además debe evitarse dejar trastes y prendas en la batea, ya que los finados pueden hacer el trabajo que debieron hacer los vivos para así darles una señal de su presencia en la tierra.
Los pobladores aseguraron que, para quitar el aire malo que una persona carga al ver la llegada de las ánimas o tomar una de las velas que les entregan, deben de ir con un curandero para que les haga el trabajo. Otros dicen que, con un bebé, se debe acudir al panteón y entregar el hueso, explicándole al difunto que no pueden partir con ellos, ya que tienen a un ser inocente por criar.
Los habitantes de la población explicaron que, esa misma noche de su llegada, suele llover, pues se cree desde años atrás los difuntos aprovechan el agua para bañarse y lavar sus ropas. Por ello, las personas deben de estar en casa durmiendo y no realizando otras actividades, ya que podrían sentir su presencia.
Agregaron que para poder iluminar la llegada de los pixanes, las personas deben de colocar en la puerta de su domicilio o en la barda antes de irse a dormir una vela blanca.
Hoy en día, esta creencia de la procesión de las ánimas es una de las historias que sigue vigente y se le tiene mucho respeto, aseguran que solo los curiosos que andan por las calles altas horas de la noche son los que logran presenciar la llegada de los fieles difuntos para que puedan creer de su existencia en estas fechas.
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NM