En el centro de la ciudad de Mérida existe un problema de congestión vehicular que lleva varias décadas sin resolverse, ya que casi todas las rutas de transporte público, el 96 por ciento, parten del Centro Histórico, a pesar de que los pasajeros no tienen ese punto como destino final.
Entre 1990 y 2020 el parque vehicular creció 400 por ciento, muy por encima del aumento poblacional. Hoy hay un automóvil por cada 1.8 habitantes. El 46.9 por ciento de los viajes urbanos se hacen en transporte público, pero el uso de automóviles y taxis también es alto: 35 por ciento, según el estudio realizado por MetropoliMid, la plataforma urbana de Mérida.
Las autoridades han buscado descongestionar el centro reubicando paraderos y sacando rutas de esa zona, pero no lo han logrado. Los resultados de una encuesta de 2014 evidencian que la mayoría de pasajeros solo transbordan ahí.
El estudio arrojó que el 63 por ciento de las personas que llegan al centro en transporte público realizan transbordos, por lo que no tienen al centro de la ciudad como destino final. La Encuesta Origen Destino de 2013 señala que el centro de la ciudad representa apenas el 31 por ciento de los destinos de los viajes.
Recientemente, se implementó un Plan de Mejora de Movilidad Urbana en el Centro Histórico, que la pandemia aceleró ante la necesidad de cambios. El plan mostró la disputa entre intereses privados y públicos en la ciudad.
Este plan funcionó como ejercicio de gobernanza coordinada y de urbanismo táctico al aplicar cambios y medir reacciones. También de educación urbana al hacer que la gente experimentara beneficios. Sin embargo, aún vemos el Centro Histórico congestionado.
POR ESTO!, recorrió las principales calles del Centro Histórico y se percató de que aún están en auge los paraderos, congestionando zonas como el mercado y sus alrededores, de modo que la Policía Municipal tiene que intervenir para dar paso a las unidades.
Es evidente que no han podido articular el plan de movilidad con la planeación urbana integral, reorganizando el espacio público bajo el concepto de movilidad como derecho humano plasmado en la Constitución.
En el centro de la ciudad de Mérida persiste un congestionamiento vial, situación que las autoridades han intentado abordar durante más de una década, buscando reubicar paraderos y trasladar el transporte fuera de esa zona, pero no han concretado.
Desde los años 90, las autoridades crearon un circuito interno que nada más hizo evidenciar un enorme carrusel sin sentido que apenas duró en operación unos días. El caos se apoderó de los ciudadanos y las autoridades panistas tuvieron que abortar el plan.
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NM