La Catedral de Mérida, la segunda más antigua de toda Latinoamérica, se encuentra en el corazón de la ciudad, que comenzó a construirse en el año de 1562 y terminada 36 años después; como todas las primeras construcciones después de la fundación de Mérida usaron material de las antiguas edificaciones de la ciudad maya de Tho'.
La presencia de estos vestigios en la construcción del templo dedicado a San Ildefonso pueden observarse en la fachada norte, sobre la calle 61 del Centro Histórico de la capital.
Estos fragmentos son 'tambores' y columnas mayas algunos completos y otros en donde solo se puede obtener una parte. También se da fe de la presencia de un arco empotrado, como el de una entrada tapiada que esconde quizá uno de los misterios mejor guardados de la Catedral de Mérida.
De acuerdo con lo que relataba el profesor, Alfredo Barrera Vázquez en la catedral existía un cenote que mucho después de su construcción fue cubierto, para levantar sobre él la parte del muro norte del edificio.
El reconocido antropólogo, lingüista e investigador de la cultura maya, apoyaba esta afirmación en una inscripción tosca que comienza con la palabra 'cenote', hecha con una punta, que cruza, abajo del arco, la anchura de la 'entrada tapiada', que empieza y termina con cruces muy mal diseñadas.
Barrera Vázquez afirma en una publicación hecha en 1965 que 30 años antes la inscripción, hecha probablemente por un albañil, se podía leer con facilidad, junto con la fecha: 1713, unos quince años después de haberse finalizado la construcción de la catedral.
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AA