“Tecnología indígena al servicio de los niños yucatecos”, pregona ante el asombro de los pequeños el señor José Francisco Santos Yamá de Izamal. Quien continúa una tradición familiar de más de 80 años dedicados a la fabricación artesanal de figuras de poliuretano con movimiento propio, cuyo impulso es generado por un ingenioso mecanismo diseñado con solo hilo, alambre, elástico y cemento.
Todos los fines de semana y ocasionalmente entre semana, el artesano viaja desde Izamal a Mérida para vender sus productos en los mercados, fiestas, parques, escuelas y salas de eventos. De esta manera, mantiene un oficio que cada vez se ve menos en la ciudad.
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Heredero del oficio de su tío desde hace 57 años (en 1966), don José, comenzó a crear figuras de hule espuma de animales como loros, gatos, aves y ratones. Los cuales comercializa a 15 pesos si solo son movidos con alambre y a 30 pesos cuando se mueven de manera automática con su sistema secreto.
Como casi no tiene competencia, el artesano puede vender su producción total de una semana de 80 piezas en un día bueno y ganar más de mil pesos. “Es un oficio noble porque das alegría a los niños y te da para vivir; con este oficio les di carrera a mis hijos”, apuntó.
A sus 70 años, José se siente cansado y reconoce que cada día es más pesado fabricar su mercancía. Sin embargo, ha continuado produciendo gracias a su nieto, quien por 50 pesos le ayuda a cortar y pegar todas las figuras. “Parece fácil hacer las figuras, pero tiene su secreto, sobre todo el mecanismo que hace que se muevan automáticamente”, finalizó.
Actualmente, en el Parque Centenario y en algún tianguis de la ciudad de Mérida se puede ver uno que otro artesano con este oficio que lamentablemente tiende a perderse ante el embate de a modernidad.
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CC