Gerardo Chel Alamilla, originario de la comisaría de Xul, Yucatán, regresó ayer de San Francisco, California, donde pasó seis años de su vida trabajando para poder sostener económicamente a su familia. Con la ilusión de traerles algunos regalos, zapatos, ropa, etc., incluso al salir de Estados Unidos pagó los impuestos correspondientes.
Sin embargo, al llegar a Mérida procedente de la Ciudad de México, al acudir a recoger sus maletas, observó que faltaba una de ellas, precisamente donde traía los obsequios para su esposa, hijas y demás familiares. Por lo que acudió al mostrador de Aeroméxico a reclamar su equipaje, recibió la triste noticia que su maleta no llegó porque fue retenida por elementos de la aduana en el aeropuerto de la Ciudad de México, por ser el primer punto de entrada al país.
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La compañía no avisó
Lo extraño o raro, explicó el paisano, fue que tanto la autoridad aduanera como el personal de la compañía aérea, no se tomaron la molestia de avisarle y confiado se quedó en el avión hasta llegar a Mérida. Lugar donde únicamente le entregaron un tríptico con un número telefónico al que debía comunicarse con la autoridad aduanera para que le indiquen cuánto tiene que pagar en impuesto y cómo hacer para recuperar su maleta.
Cabe mencionar que Chel Alamilla acudió al módulo de información del Instituto Nacional de Migración, dependiente de la Secretaría de Relaciones Exteriores, donde recibió la misma respuesta. Que había que pagar el impuesto, dependiendo del tipo de artículos que contenga su maleta y que éstos superen la cantidad y el valor del peaje permitido.
Lo malo es que durante más de una hora estuvo intentando comunicarse a las oficinas de la aduana de México sin lograr su cometido, para saber cuánto y cómo podía pagar para recuperar su valija, y la fecha y sitio de entrega de la misma. No logró su objetivo.
Familiares
Mientras tanto, sus familiares informaron que pagaron 5 mil pesos a la persona que les rentó la camioneta para traerlos y llevarlos de regreso a Xul, quienes esperaron pacientemente hasta que finalmente al no poder recuperar la maleta decidieron regresar a su comunidad, tristes y preocupados porque no saben si podrán recuperar el equipaje donde venían sus regalos.
Por cierto, el paisano es el segundo de tres hermanos que viajaron en busca del sueño americano, que regresa para no volver, y el otro sólo espera unos dos o meses más para retornar a su pueblo natal y atender a su papá, que cumplió 86 años de edad, al que desean volver a ver y convivir como lo hicieron antes de migrar al país del Norte.
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CC