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Yucatán

Paraíso Sisal envenena el medio ambiente; científicos y ambientalistas, rechazan al proyecto inmobiliario

Científicos y activistas a favor de la conservación coinciden en que la destrucción de manglares que causa la inmobiliaria de Víctor y Daniel Campos Agüero está cavando su propia tumba, pues la desaparición de este ecosistema causa que el mar se meta cada vez más tierra adentro
Científicos y ambientalistas de Yucatán rechazaron unánimemente el proyecto inmobiliario Paraíso Sisal
Científicos y ambientalistas de Yucatán rechazaron unánimemente el proyecto inmobiliario Paraíso Sisal / Por esto!

Científicos y ambientalistas de Yucatán rechazaron unánimemente el proyecto inmobiliario Paraíso Sisal por el envenenamiento que está provocando en el medio ambiente, ya no sólo costero, sino de todo el Estado al destruir los manglares, ecosistema que ayuda a limpiar las aguas y reducir el dióxido de carbono, un gas que dispara el calentamiento global.

Además, esta destrucción de la flora del litoral -tal como documentamos en días pasados- contribuye también a la erosión, cuyo efecto más evidente es que el mar se está “comiendo” la playa y, tarde o temprano -según advirtieron la organización Ducks Unlimited México Asociación Civil (Dumac) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)-, también engullirá las viviendas que se construyen en los terrenos que hoy comercializan los hermanos Víctor Manuel y Daniel Iván Campos Agüero.

Por si algún daño faltara, la depredación al manglar afecta a guías de turistas de Sisal que tienen problemas para organizar recorridos en la zona que ahora pertenece a los empresarios. En lo que todos coinciden es en que resulta altamente sospechoso que se hayan otorgado autorizaciones para deforestar una zona donde hasta para cortar una hoja hay que pedir permiso a las autoridades ambientales.

Sisal está rodeado de dos reservas, ambas estatales, la de El Palmar, al Poniente, donde se construye Paraíso Sisal, y la de Ciénegas y Manglares de la Costa Norte de Yucatán, al Oriente del puerto. En ambas se ha registrado depredación del manglar, sin que hasta ahora la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) hayan intentado detenerlo, incluso han dado permisos a inmobiliarias como la de Víctor y Daniel Campos Agüero.

La reserva estatal El Palmar fue declarada el 27 de noviembre del 2003 como Humedal de Importancia Internacional (Ramsar) con número de registro 1328”. Un humedal se designa Sitio Ramsar por su importancia internacional bajo el Convenio de Ramsar, se otorga la denominación bajo un tratado mundial con el nombre de la ciudad iraní donde se firmó el tratado, cuyo principal objetivo es la conservación.

El Palmar fue protegido hasta que la mano de los Campos Agüero llegó a la costa de Sisal, incluso Semarnat validó en ese año que la zona era “una de las reservas en mejores condiciones del Estado (de Yucatán)”.

Además, el área cuenta con otro manto legal protector, también enumerado en el resolutivo de la Semarnat del 2006: El Palmar se ubica dentro del poligonal del Área Natural Protegida con Categoría de Zona sujeta a conservación ecológica en el Diario Oficial del Estado de Yucatán, con fecha del 29 de enero de 1990, sin que haya modificación a la fecha, por la que pudiera levantarse hoy un complejo residencial como Paraíso Sisal.

Pese a ello, Víctor y Daniel Campos Agüero pretenden pasar por alto normativas de protección ambiental específicas sobre la zona costera de Sisal en 65.72 hectáreas que quieren lotificar y construir, sobre las cuales hay mandatos de protección al menos desde hace 41 años, en años clave como 1982, 1990, 2003 y 2006.

Causa la marea roja

Los ecologistas piden frenar urgentemente este daño ecológico en Yucatán; el ingeniero ambiental Radamés Artiachi informó que un estudio del Tecnológico de Mérida (ITM) reveló que el proyecto Paraíso Sisal, al eliminar la vegetación considerada “pulmón de la zona” y controlador del agua en la región, propicia el brote de marea roja porque la ausencia de este “filtro natural” permite el paso directo al mar de residuos y desperdicios de aguas negras de los sumideros. El año pasado, la presencia de este fenómeno paralizó la economía costera y le quitó el pan de la boca a miles de familias que dependen de la pesca de escama en la Entidad.

Por su parte, José Luis Andrade Torres, científico de la unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), cuestionó el permiso de construcción del desarrollo inmobiliario porque la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) “es muy estricta” con las reglas que protegen los manglares. Mientras los científicos requieren permiso especial para cortar siquiera una hoja para sus investigaciones, Paraíso Sisal ha desmontado grandes extensiones de esta vegetación vital: “Si el permiso existe, es ilegal”, asegura.

Natalia Jiménez Alegría, integrante del colectivo “Semillas Salvajes”, aseguró que el proyecto de viviendas de lujo en la costa sisaleña favorece intereses comerciales de algunas familias, mientras ahonda las necesidades de la gran mayoría de la población del Pueblo Mágico yucateco, pues controlan incluso negocios prioritarios para los pobladores porteños.

En ese sentido, Martín Moo Puc, líder de la organización de guías de turistas “Descubre Sisal”, asegura que la devastación del horizonte de la zona los está dejando sin empleo, porque su fuerte son precisamente los paseos guiados por las reservas naturales como El Palmar, una de cuyas partes fue “absorbida” -vía artilugios legales- por la ambición de los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero por hacerse de playas paradisiacas que hoy venden a pedazos.

Dumac advirtió, hace unos días, que la destrucción del ecosistema costero por medio de proyectos como Paraíso Sisal -aunado a otras grandes construcciones como el muelle de Progreso- está socavando las dunas costeras; el proyecto original de las viviendas, villa y hotel del complejo se planeó sobre la segunda duna, a unos 40 metros de la playa, pero al día de hoy, la primera ya desapareció y el mar está avanzando hacia la segunda. Prácticamente, los Campos Agüero le están vendiendo “sueños” a los compradores de lotes, porque las construcciones “se diluirán” con el agua salada.

Esta advertencia fue corroborada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): según estudios de la Unidad Sisal, el mar en la zona de Paraíso Sisal está avanzando tierra adentro a razón de uno a tres metros por año, asegura Christian Appendini, especialista en Ingeniería Hidráulica.

“En zonas donde se están ya construyendo, vemos que ya ha retrocedido la playa. Podemos pensar que las obras, en este caso una palapa, ya empieza a estar en una zona vulnerable donde en algún momento va a estar afectada por la erosión y eso es que todavía ni siquiera está terminada la construcción. Es una zona de mucha alteración”, alertó el biólogo adscrito a la Unidad Académica de Sisal.

POR ESTO! ha documentado las “mañas” legales que ha utilizado el Cartel de Sisal, encabezado por los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero, para proyectar el complejo denominado Paraíso Sisal, sobre terrenos costeros que fueron parte de la reserva El Palmar.

Inconformes con la decisión de proteger un ecosistema que beneficiaba al medio ambiente, los empresarios se ampararon se apoderaron del área en 2010. Varios años después, en 2018, el entonces delegado en Yucatán de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hernán José Cárdenas López, les autorizó el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) 31YU2017UD085, que avaló el proyecto “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal, ubicado en el puerto de Sisal, comisaria de Hunucmá, Yucatán”.

El 21 de agosto de ese año, Semarnat emitió el oficio 726.4/UGA-0617/0001454, para avalar la “Construcción y operación de una casa habitación” en el lote 5222 del “proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”. Desde entonces, la Inmobiliaria El Palmar de Sisal, S.A. de C.V., inició la venta de los lotes, la mayoría de los cuales están ya en manos de extranjeros y de personas de otros Estados del país.

Tumba para la inmobiliaria

Pero la devastación de esa zona, con la construcción de viviendas de lujo, está “cavando la tumba” del desarrollo inmobiliario, por el cada vez mayor acercamiento del mar en la playa, y la desaparición de los arenales, causada también por la eliminación de la vegetación propia de las costas, como los son los manglares. Este “desmonte” es también causa de fenómenos que afectan, contaminan e impactan hasta la economía, como la marea roja.

El incremento de materia orgánica y la descomposición del nitrógeno genera nitratos y nitritos, ideales para el crecimiento de microalgas generadoras de marea roja. “Las construcciones van a provocar que en los próximos años sean más constantes las mareas rojas y, si no hay una planta de tratamiento con biodigestores bien instalados, va a provocar que haya un crecimiento de coliformes fecales en toda la zona costera”, explica el ambientalista Radamés Artiachi.

“Cuando llueve, suben los niveles (de agua) y desemboca en el mar; todo lo que vertemos llega, en menos de dos años, a las costas, a diferencia de otros países y estados donde pueden pasar cientos de años para que esto ocurra”, explicó.

El especialista detalló que no solo habrá saturación de bacterias, porque en un hogar no se descarga solo el inodoro, también se tiran químicos “agresivos” y aceite; todo esto va a estar en la costa en los próximos cinco o siete años e impactará toda la fauna terrestre y marina de Sisal y Progreso.

Paraíso Sisal agrandará el problema de contaminación costera y aunque podría “solucionarse” si controlan los desechos, “la verdad es que en Yucatán ningún desarrollo cumple con las normativas porque los supervisores solo revisan que los sistemas estén instalados, pero no checan que funcionen y no hay un muestreo del trabajo que está desarrollando la instalación”, advierte el especialista.

Permisos ¿ilegales?

A José Luis Andrade Torres, científico de la unidad de Recursos Naturales del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY), le sorprende que largas extensiones de mangle se hayan devastado en Paraíso Sisal, pues “la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales es muy estricta” en observar las reglas que protegen esta vegetación indispensable, y porque los investigadores ambientales que trabajan en zonas protegidas requieren un permiso especial, llamado “de colecta”, para entrar al mangle y cortar las plantas para estudio. Esta restricción la establece la Norma Oficial Mexicana (NOM) 022-SSA1-2019.

Dijo que, cuando se remueve el manglar, “se libera como gas una gran cantidad de bióxido de carbono que va a la atmósfera, que influye en el cambio climático”, apuntó. Por eso, cuestionó la legalidad de los permisos otorgados para construir a costa de esta vegetación, porque no está permitido.

Favorecen intereses comerciales

A su vez, Natalia Jiménez Alegría, del colectivo “Semillas Salvajes”, aseguró que Paraíso Sisal está impactando las costas con la destrucción de manglares, para “favorecer los intereses comerciales de algunas familias”, pero a costa de las necesidades de los habitantes de este puerto yucateco.  Aseguró que, en el pueblo, es sabido que “algunas familias poderosas de Yucatán” -en referencia a los Campos Agüero y Barbachano Herrero- son las propietarias del citado desarrollo, pero también de otros edificios y los comercios indispensables para los habitantes.

Reconoce que es lícito que los desarrollos “piensen en una ganancia económica” pero no destruyendo la naturaleza.

Otra activista que ha trabajado en la zona de Sisal es la coordinadora general de “Limpiemos Yucatán”, Daniela Parra Rodríguez, quien desaprueba las actividades de las empresas inmobiliarias en reservas naturales. Dijo que, en los últimos cinco años, ha observado el “acercamiento urbanístico”, que contribuye a la contaminación de las playas, en el caso de Sisal esto es más delicado porque existen zonas de anidación de las tortugas y los proyectos inmobiliarios tan cercanos a sus nidos pone en riesgo la conservación de las propias especies.

La destrucción del paisaje costero a manos de los Campos Agüero tiene otros impactos económicos. Martín Moo Puc, líder de la organización de guías turísticos “Descubre Sisal”, señaló que las autoridades “se hacen las ciegas” ante la destrucción de los manglares que lleva a cabo el desarrollo inmobiliario Paraíso Sisal .en la Reserva Estatal El Palmar y acusa que se está construyendo con materiales prohibidos, como el concreto, en las zonas húmedas porque causan erosión.

Además, colocan espolones y trazan nuevas carreteras, pero “para el modelo de desarrollo que se proyecta, ha escuchado que muy pronto comenzarán a petrolizar las carreteras, lo cual aún impactará más el medio ambiente y la fauna silvestre”.

El sisaleño comentó que, como Guías de Turistas Certificados NOM-09, no les conviene que se destruya la naturaleza porque prácticamente en su lugar de trabajo, pues hacen recorridos ecológicos personalizados; día con día se percatan, con pesar, de que hay mayor destrucción, tanto de las 54 mil hectáreas de la reserva de ciénagas y manglares, como en las 22 mil que comprende la Reserva Estatal de El Palmar, a partir del puerto de abrigo en Sisal.

Moo Puc detalló que los manglares, tanto rojos como negros, han sido los sistemas más impactados por la infraestructura, pese a ser los controladores naturales del agua, pues evitan su salinización y, además, son retenes naturales.

 

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LV

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