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Paraíso Sisal, ejemplo de devastación y privatización que se extiende por la costa de Yucatán

El complejo inmobiliario de los hermanos Campos Agüero es una muestra de “lo que puede suceder en más de 350 kilómetros del litoral yucateco en unos años”: podría acabar devastado y privatizado por particulares, advierte el investigador del Cinvestav Jorge Alfredo Herrera Silveira
¿A qué autoridad o instancia le interesa hacer algo?, se pregunta el científico del Área de Recursos del Mar, sobre la devastación.
¿A qué autoridad o instancia le interesa hacer algo?, se pregunta el científico del Área de Recursos del Mar, sobre la devastación. / Por Esto! Web

La ambición del Cártel de Sisal, que no se ha detenido con la apropiación de una parte de la vital Reserva Estatal del Palmar, está contagiando a otras partes de la costa yucateca.

Jorge Herrera Silveira, científico del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), demuestra como ejemplo de malas prácticas y falta de regularización que particulares construyeron un muelle y prácticamente se apropiaron de un pedazo de playa, lo que está prohibido por la ley.

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El investigador advierte que complejos inmobiliarios como los que están haciendo los hermanos Daniel y Víctor Campos Agüero en Sisal serán, a la larga, un “mal ejemplo de que lo que puede suceder en unos años más en 350 kilómetros de la costa yucateca”.

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El científico advierte que nadie puede ser dueño de nada en la franja costera, mucho menos dentro del mar, por eso la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró la estructura a la que señala como mal ejemplo, pero ésta no sólo se mantiene en pie, sino que se conserva como particular: “No hay propiedad privada en las playas, hay una ley que no se respeta, ¿la culpa?, es de la autoridad y ciudadanía que lo permiten, por unos cuantos pesos”.

El experto también pone en tela de duda la real autoridad de los municipios como el de Hunucmá, al que pertenece Sisal, encabezado por Edna Marissa Franco Ceballos, porque, como el resto de las demarcaciones, es la responsable de los cambios de uso de suelo y permisos de construcción. “La ley debería, por el momento, establecer que no se den permisos de construcción en ninguno de los humedales costeros hasta no verificar cuál es la condición actual y cómo recuperarlos”, exigió el también maestro en Ciencias (Biología Marina) por el Cinvestav-IPN.

Reiteró que existen leyes, normas, estrategias, ordenamientos, decretos, etc., para salvaguardar las zonas protegidas, ya sean reservas o playas, “pero son los hechos y las acciones en cada sitio o puerto los que podrán hacer el cambio”.

Sin embargo, a la luz de la denuncia puntual de POR ESTO! sobre los excesos de grupúsculos de empresarios como el que ha se ha documentado en Sisal, el científico cuestiona: “¿A qué autoridad o instancia privada le podrá interesar hacer algo?”

Desatención de autoridades

La pasividad de las autoridades que denuncia el biólogo yucateco concuerda con la de la Asociación Maya Peninsular, sobre la inacción de la Comuna hunucmanense, que poco o nada hace para recolectar la basura en el área de la reserva el Palmar y, además, solapa que la empresa constructora de Paraíso Sisal deseche materiales de construcción sobre el área natural.

De acuerdo con Raúl Quiroz Moo, dirigente de la organización no gubernamental (ONG), quien recorrió la zona contaminada, los residuos llevan varias semanas en el lugar debido a que no hay operativos de recolección por parte del Ayuntamiento ni de la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS), que tiene como titular a Sayda Melina Rodríguez Gómez. Y no se diga del comisario ejidal, Miguel Antonio Ek Pech, señalado por sus “gobernados”, entre ellos Alberto García, un restaurantero, de venderse al Cártel de Sisal.

Como hemos documentado desde marzo pasado, el Cartel de Sisal, encabezado por los hermanos Daniel e Iván Campos Agüero, amparado por funcionarios federales, y apoyado en lagunas legales y especulación, proyectaron el complejo denominado Paraíso Sisal, en los primeros años de este siglo. Aunque inicialmente les negaron los permisos, porque pretendían construir sobre un área que fue decretada por el gobierno de Patricio Patrón Laviada como parte de la Reserva Estatal de El Palmar, se encapricharon y, mediante un amparo, se adueñaron del predio, según el decreto 293, publicado en 2010 en el Diario Oficial del Estado.

Luego de varios intentos, el 23 de marzo de 2018, el entonces delegado en Yucatán de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Hernán José Cárdenas López, avaló el Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA) número 31YU2017UD085, para la “Urbanización, electrificación, ampliación de camino existente y apertura de un nuevo camino de acceso para un predio formado por los tablajes catastrales: 1896, 2888, 2889, 4803 y 5565 denominados Paraíso Sisal”. El 21 de agosto del mismo año, Semarnat emitió el documento 726.4/UGA-0617/0001454, para autorizar la “Construcción y operación de una casa habitación” en el lote 5222 del “proyecto de lotificación Paraíso Sisal, en la comunidad de Sisal, Yucatán”. Ese fue el principio de todo: la Inmobiliaria El Palmar de Sisal, SA de CV, inició la venta de los pedazos de “la última playa virgen de Yucatán”, según la publicidad.

“Dueños” de la playa

A pesar de esta apropiación irregular, que científicos, políticos, organizaciones no gubernamentales y habitantes de Sisal han rechazado sin medias tintas en reiteradas ocasiones a través de las páginas del diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía, con el Cartel de Sisal está cundiendo el mal ejemplo. El investigador del Departamento de Recursos del Mar de la Unidad Mérida del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del IPN, Jorge Alfredo Herrera Silveira, tomó  recientemente, fotografías de un muelle con una palapa como remate, en cuya entrada hay un letrero que reza: “Propiedad Privada”, y advierte a quien ose subirse que será “consignado ante las autoridades”. La estructura fue clausurada por la Profepa, sin embargo, los constructores mantienen ahí la “advertencia”; el científico reitera que no hay “propiedad privada” en las playas, sino que hay leyes que deben respetarse; sin embargo, los responsables de vigilarla se venden “por unos cuantos pesos”.

Este manoseo de las leyes está causando deforestación de junglas y manglares, además del relleno de cuerpos de agua desde Telchac hasta Dzilam; se pasan por alto reglamentos de construcción, leyes y normas que protegen los humedales, dice en entrevista. Recordó que existen documentos (leyes, normas, estrategias, ordenamientos, decretos, entre otros), para salvaguardar las zonas protegidas como el área de la reserva ecológica estatal El Palmar, pero acusó que ninguna autoridad o instancia privada está interesada en hacer algo.

Involucran a la ciudadanía

En ese sentido, dijo que investigadores, científicos y personal docente del Cinvestav y la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) Mérida buscan, a partir del conocimiento científico-técnico, proteger y restaurar los ecosistemas costeros del Estado. Por eso, concientizan a la ciudadanía a través de talleres, y apoyos con proyectos de restauración, financiados por organizaciones internacionales como The Nature Conservacy (TNC), World Wildlife Fund (WWF), Marfund, Ocean Foundation, entre otras; sin embargo, estas estrategias pro medio ambiente, cuentan con poco apoyo de entidades públicas como la Comisión Nacional Forestal (Conafor) o privadas como la organización ambiental de larga trayectoria en el país Pronatura.

El científico advierte, también, que el perjuicio de la venta de predios costeros como en el complejo Paraíso Sisal va más allá del daño en las playas, reservas, humedales y manglares, pues “lo que corre mayor peligro, es el futuro ambiental, social y económico de las personas que viven y dependen de los bienes y servicios de la costa en Yucatán”, algo que ya había denunciado la ONG Oceana en las páginas de POR ESTO!; “están matando a la gallina de los huevos de oro”, advirtió Miguel Rivas Soto, director de Santuario Marinos de la organización internacional, quien sentenció: “La necedad de hacer negocio con la naturaleza sin respetarla provocará al final una pérdida millonaria”.

Degradación imparable

Herrera Silveira recuerda que la Península es un espacio vulnerable, principalmente por la erosión marina, porque también repercute en los manglares, la ciénega y los pastos marinos, tal como ocurre con Paraíso Sisal, donde ya desapareció la primera duna costera, y de continuar, impactará la Reserva El Palmar. “La degradación ha ocurrido por la conexión de los puertos de abrigo con humedales porque entra agua marina en exceso, se evapora y se saliniza el manglar”.

Anteriormente, Ducks Unlimited de México (Dumac) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) habían denunciado el peligro que representa la desaparición de la primera duna costera, defensa natural del territorio estatal. Christian Appendini, especialista en Ingeniería Hidráulica de la máxima casa de estudios del país, expuso que algunas de las obras de Paraíso Sisal estaban “a un paso” de una parte que tarde o temprano alcanzaría el mar, cerca de las viviendas que ni siquiera están terminadas.

El estudioso del Cinvestav–Mérida insistió: “La ley debería, por el momento, establecer que no se den permisos de construcción en ninguno de los humedales costeros hasta no verificar cuál es la condición actual y cómo recuperarlos”. Y exhortó a detener todas las licencias de cambio de uso de suelo -en manos de los Ayuntamientos- de las zonas de manglar. En ese sentido, aseguró que ni siquiera los límites de construcción en la costa se respetan porque hay predios más delante de los 100 metros que deberían respetar de playa.

“Desgraciadamente, nos está ganando la degradación de ecosistemas frente a la restauración”, sentenció…

Continuará…

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CC

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