Activistas pro medio ambiente denunciaron que los hermanos Víctor y Daniel Campos Agüero, señalados por testigos como cabezas del Cártel de Sisal, han privatizado las playas del complejo que tienen en venta y no permiten el acceso ni siquiera para que se haga el trabajo necesario de recuperación de la duna costera, dañada por la erosión que causan las construcciones y la ilegal instalación de geotubos.
Madres de familia, integrantes del colectivo“Las Amigas del Manglar”, del Centro Comunitario Chimay, en la comisaría de Sisal, que se dedican a labores de conservación de las áreas verdes de la localidad, a través del proyecto “Alianza comunitaria: construyendo capacidades para la restauración de dunas”, de la unidad de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Sisal, señalaron que los propietarios de complejo habitacional de lujo Paraíso Sisal han invadido el área de amortiguamiento frente a la costa y han bloqueado el acceso.
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Esta situación irregular, de “privatización”, ya la había denunciado el integrante del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Jorge Herrera Silveira, quien documentó cómo particulares construyeron un muelle y le colocaron el letrero de “propiedad privada”, es decir, prácticamente se adueñaron de un pedazo del litoral, lo que está prohibido por la ley.
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En su momento, el científico advirtió que los abusos del Cártel del Sisal son un “mal ejemplo de que lo que puede suceder en unos años más en 350 kilómetros de la costa yucateca”.
Rechazo a los Campos
El grupo de mujeres, de manera altruista, se ha dado a la tarea de reforestar la duna costera, bajo la tutela de la investigadora de la UNAM Gabriela Mendoza González, en un proyecto con duración de 24 meses, de enero del 2023 a enero del 2025, que busca impulsar una alianza de organizaciones consolidadas integradas por mujeres y sus familias en las comunidades de Sisal, Chuburná Puerto y Telchac. Tiene el objetivo de incidir en la conservación y restauración ecológica de ecosistemas de playas y dunas costeras, para recuperar sus servicios ecosistémicos. Sin embargo, en el complejo inmobiliario se han topado por pared.
En entrevista con POR ESTO!, las activistas rechazaron la ocupación de la costa de su comunidad por parte de empresarios inmobiliarios, como los Campos Agüero, ya que “están cercando a la población y afectan la vida de los residentes sin recibir algún beneficio”. Expresaron que las megaempresas constructoras se han apropiado de los terrenos y destruyen la riqueza natural de la localidad, como las playas, manglares y la ciénega. Denunciaron que han privatizado la zona de la Reserva Estatal de “El Palmar” y el área de amortiguamiento frente a la costa, y se les prohíbe el acceso.
“Invasión” de extranjeros
Guadalupe Tuz, una de las integrantes del colectivo, dijo que las familias de la comisaría no sólo no reciben ningún beneficio por la venta de lotes, sino que ni siquiera pueden disfrutar de las playas, porque los propietarios de las casas de primera fila frente al mar y los concesionarios -palaperos- construyen frente a la duna costera, se apropian de las áreas públicas y dejan poco espacio para el esparcimiento.
Acusó que las tierras de Sisal son vendidas “a gente acomodada de otros municipios y Estados y a extranjeros”; incluso, ya hay una comunidad de canadienses que se ha asentado en la zona Oriente de la localidad y los sisaleños “solo ven que el costo de los servicios y los productos de la canasta básica van aumentando sin poder hacer nada”.
Por su parte, Elmi Chuc dijo que las autoridades municipales favorecen estos asentamientos porque solo piensan en lo económico; sin embargo, desde el punto de vista del colectivo, los únicos beneficiados son los inversionistas, “los que tienen dinero, y a la población no se le brinda apoyos para que pueda mejorar su calidad de vida, que cada día empeora más”.
Patricia Canté consideró que los alcaldes de Hunucmá y de Sisal nunca han tomado en cuenta a la comunidad en las decisiones, ni se le ha pedido opinión acerca del uso de las tierras; mucho menos crean programas para proteger el medio ambiente, y por eso las agrupaciones civiles se encargan de estas labores de manera altruista.
Afirmó que la situación es crítica y que, tarde o temprano, orillará a los habitantes de Sisal a emigrar para sobrevivir, debido a no estuvieron considerados dentro de los planes de desarrollo cuando se dio a la población el giro como punto turístico.
Rescate de la flora del litoral
Desde principios de este año, este grupo de madres de familia se ha dado a la tarea de reforestar la duna costera en el proyecto de desarrollo comunitario “Alianza comunitaria: construyendo capacidades para la restauración de dunas costeras”.
Se proyecta que la acción de rescate de la flora del litoral dure 24 meses, es decir, hasta el 2025; para ello, impulsan una alianza de organizaciones de mujeres y sus familias en las comunidades de Sisal, Chuburná y Telchac, para la restauración ecológica de ecosistemas de playas y dunas costeras, para recuperar sus servicios ecosistémicos.
Las integrantes, que se reúnen en el Centro Educativo Cultural y Ambiental y durante tres horas reciben instrucción especializada sobre los procesos reproductivos de las diferentes especies de plantas, exploran la zona para identificar las especies vegetales y reconocer sus procesos de desarrollo; monitorean la floración de las plantas, así como labores paralelas cómo de recolección de basura en las áreas naturales.
Blanca Rubí Lozano Trejo comentó que el grupo lleva más de cuatro años y comenzó con la restauración de manglar. Después, a partir de enero de este año, se enfocaron en el salvamento de la duna costera. Sus compañeras, Elmi Chuc Chuc, Martha y Patricia Canté Uicab, señalaron que posterior a la etapa de preparación se comenzarán con la instalación de un vivero comunitario para reproducir las especies nativas, a fin de utilizarlas en la restauración de dunas y recuperar la conectividad de parques de vegetación.
Paraíso “privatizado”
Sin embargo, el colectivo no ha podido entrar a Paraíso Sisal para realizar el rescate de esta flora que impide la erosión y, por ende, que el mar avance hasta las casas. De hecho, como hemos informado, cuando la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) autorizó, en marzo de 2018, el proyecto y luego comenzó a dar permisos para otras obras, informó que se instalarían sobre la segunda duna costera, sin embargo, la primera ya desapareció; tan es así que Víctor y Daniel Campos Agüero mandaron a instalar geotubos a lo largo de casi mil 800 kilómetros de costa, pero la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) denunció esa acción ilegal y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró las obras precisamente porque causan el efecto contrario: la devastación del arenal.
A pesar de este daño, los hermanos Campos Agüero impiden el paso de los activistas -según dicen las afectadas- que podrían regenerar la vegetación costera y, de esa forma, contribuir a la recuperación de las playas.
Continuará…
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CC