Moisés González Ojeda, presidente de la Unión de Mayoristas, responsabilizó a la administración de la Central de Abastos y al Ayuntamiento de Mérida del desorden que impera en el lugar y afirmó que las medidas que se anunciaron solamente son apagafuegos.
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Desde su punto de vista, las autoridades municipales sólo cumplen con maquillar los problemas que tiene el lugar.
“No se trata de poner un botón de pánico para mujeres dentro de tu oficina, que está a 200-300 metros de donde se encuentra la gente trabajando, cuando no ha habido antecedentes de violencia contra las mujeres”, expuso el dirigente para desestimar las iniciativas de la administración.
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La simulación
“Es algo que sólo hacen para simular”, apuntó y compartió situaciones graves muy puntuales. “No se puede trabajar porque (la Central) es una bomba de tiempo, con las aceras rotas, sin drenajes, las luces son las más antiguas y sólo las cambian hasta que dejan de funcionar. No hay mantenimiento, los andenes están rotos”.
Asimismo, el tránsito vehicular ya ha rebasado la zona. “Ya se convirtió en una arteria vial en la que desemboca a la Avenida 128 (Mérida 2000) y a la 132 sin tener que pasar por la avenida Canek”.
“El paso de vehículos particulares complica la llegada de los camiones y la descarga de producto. Es un caos”, aseguró.
“No hay un ordenamiento, ni un estacionamiento para los clientes y otro para los camiones. Estamos vulnerados porque estamos abiertos (a la vialidad), cuando las demás centrales del país están cerradas”, sostuvo.
Para González Ojeda la administración debería ofrecer un vínculo entre la Central de Abastos y los productores del interior del Estado, pero no hay interés. De hecho, tampoco ha hecho nada para apoyar a los locatarios y aclarar que no manejan la canasta básica, sino solo unos cuantos productos, entre frutas y verduras.
La Profeco
Eso ha propiciado que la Profeco complete la canasta básica con los precios que maneja un local de carne y otro de abarrotes, que no se ubican en ninguna de las naves de la Central ni forman parte de la Unión de Mayoristas, pues en realidad se encuentran enfrente, sobre la calle 128-A.
“Hay una tremenda corrupción y un campo de poder; la Central ya se convirtió un mercado ambulante”, acusó al denunciar que, “con pagar derecho de piso cualquiera puede ir a vender”.
Eso se puede apreciar con los locales improvisados entre las naves de semimayoristas y mayoristas, donde incluso algunos ya han comenzado construcciones, pero a la vez también es un sitio en el que se arroja basura y tiene mal olor.
Moisés González Ojeda no olvida que el Alcalde de Mérida, Renán Barrera Concha incumplió al hacerse de terrenos aledaños, con la promesa de que servirían para el campus de la Normal Superior. “Ahí sigue el tianguis del automóvil y ahí está también el basurero municipal”, concluyó.
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LV