Cuenta la historía que don Vicente Martín Güemez, originario de Nolo, tenía contacto con seres extraterrestres y que estos le transmitieron conocimientos milenarios que le dieron la sabiduría para poder construir una réplica exacta de la pirámide de Chichén Itzá.
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Pero este Castillo de Kukulcán a escala, de 80 centímetros de alto y un metro cuadro de circunferencia, no solo sorprende por verse idéntico, sino porque en él se reproduce con exactitud el fenómeno del descenso de la serpiente emplumada, como se observa cada 21 de marzo en la zona arqueológica.
El Equinoccio de primavera sin ir a Chichén Itzá
Esta construcción se encuentra sobre una estructura que se usaba para almacenar agua, en una quinta de la comunidad de Nolo, en el municipio de Tixkokob, y en la que, sin necesidad de viajar hasta Chichén Itzá, se puede observar el fenómeno arqueoastronómico del equinoccio de primavera.
A la muerte de don Vicente, este pirámide a escala sigue en pie, después de 23 años y puede visitarse, pues se encuentra abierta al público, pues es parte de la herencia que dejó a su familia el campesino que hablaba con los extraterrestres.
Cada año, sus familiares pueden disfrutar el fenómeno lumínico del equinoccio en la privacidad de su terreno; se dice inicia iluminando seis triángulos, alcanza la plenitud con siete y, finalmente, el 6 de abril abarca ocho triángulos.
Este siempre impresionante juego de luces puede verse tanto en la mañana como en la tarde. Se rumoraba también que Vicente Martín Güemez pudo comunicarse con seres extraterrestres y que frente a la pirámide que construyó, hay una silla de piedra y un altar.
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