El fenómeno OVNI no es nada extraño en Yucatán, lugar en donde desde hace más de 30 años se han tenido avistamientos de estos objetos voladores no identificados y detrás de cada una de estas experiencias hay una historia por escuchar.
Tal es el caso de Vicente Martín Güemez, un campesino yucateco, originario de Nolo, que de acuerdo con los testimonios de sus hijos, convivía con extraterrestres y al que todos tachaban de loco.
Cuenta la historía que don Vicente aseguraba que una nave se quedaba suspendida a unos 50 metros de altura sobre la explanada de la quinta en donde vivía y con una fuerte luz iluminaba la zona. Eran tres seres lo que aparecían y se comunicaban con el campesino de manera telepática, medían más de 2 metros de alto y se llamaban Bolom Xiu, Rabit y Gunabel.
Estos seres venidos de la Pléyades le decían a Vicente que él era uno de los elegidos, incluso le entregaron unas piedras que al frotarlas los llamaba o los hacía venir. Según lo que contaba este campesino, el conocimiento que tenían los seres sobre plantas medicinales era extraordinario, pues podrían curar desde cáncer o cualquier enfermedades de la que no se conoce la cura.
Una réplica de Chichén Itzá
Todos sus conocimientos le fueron transmitidos a don Vicente, por lo que pudo realizar un réplica de la pirámide de Chichén Itzá, a escalar, sobre un aljibe. Era los cálculos exactos para que pudiera ver descender a Kukulcán cada 21 de marzo, así como lunares que en la pirámide de Chichén Itzá no vemos porque la zona arqueológica cierra sus puertas por las noches.
En una ocasión, un argentino llegó a la comunidad y decidió visita la pirámide de Don Vicente, lo que causó sorpresa al ver que el mismo fenómeno que sucedía en Chichén Itzá ocurría en Nolo, lo que pudo corroborar, pues un amigo suyo se encontraba en ese momento en la zona arqueológica.
Estos argentinos ofrecieron dinero a don Vicente para construir una replica idéntica en su país, pero don Vicente se negó diciéndoles que eso le pertenece a México. Así, don Vicente viajó a varios países con grandes investigadores, hablando de la cultura maya, ya que ni siquiera la ciencia en ese tiempo se explicaba como sucedía el equinoccio y don Vicente se encargaba de explicarlo.
El hombre que hablaba muchos idiomas
Se comprueba que una vez llegaron a Mérida unos monjes tibetanos, que no querían estar en la ciudad, querían un lugar tranquilo y que, sin conocer Nolo llegan ahí, y que solo se guiaron por una energía que los llevó al lugar.
Don Vicente recibe a los tibetanos que llevan su traductor a español y lo más increíble es que no hubo necesidad, pues el hombre podía hablar el tibetano fluidamente. Fue ahí que descubrieron la facilidad que de pronto tenía para comunicarse en otros idiomas como inglés, francés, italiano y hasta el tibetano.
Historias paranormales
Don Vicente Martín falleció un 30 de septiembre de 2005. Antes de morir pidió que retiren sus ahorros porque le iban a servir. Cuando ya tenía el dinero, el hijo de nombre Gabriel se encontró con una persona en la carretera, a la que no se le veía el rostro.
Gabriel siente miedo, se retira con miedo llega a Izamal y entonces su familia se comunica con él y le pide que regrese a Nolo, que su padre está delicado, que deje lo que esté haciendo, así regresa de emergencia y cuando llega: su padre estaba siendo velado, ahí estaba un doctor que dio fe de la muerte y sus vecinos que fueron a darle el pésame a la familia.
Durante el velorio de Don Vicente llegaron 3 vehículos de lujo sin placas, de donde bajaron tres personas altas que no se identifican, solo se acercaron para confirmar su muerte y solo mencionaron que eran amigos de don Vicente y hacen guardia durante 5 minutos estas 3 personas formando un triángulo.
Esto es real, hubo testigos, se quitan, y dejan a su viuda una buena cantidad de dinero, de billetes nuevos para gastos fúnebres, le dicen que ellos ya sabían de su muerte, salen y abordan sus autos y se van.
La hija de don Vicente platica que mientras velaban a su padre entró un ave a la casa y se posó en el "brazo" de la hamaca donde su padre dormía y después de un rato el ave se va. Más tarde, en el patio de la casa ve como se eleva una luz al infinito, hacia arriba.
Toda la historia de don Vicente Martín parece ciencia ficción, pero es algo real. A la fecha, la pequeña pirámide de Chichén Itzá sigue abierta al público y solo se cobra un peso de entrada.
Síguenos en Google News y recibe la mejor información
AA