El rosa está muy presente en Celestún, en Yucatán, por los flamencos y las salineras, que son dos de los atractivos que se pueden disfrutar en este periodo vacacional.
Lo que muchos no saben es que están ligados, pues las espigadas aves les deben su color a los pantanos de sal. Durante su juventud son blancas, pero por su dieta alta en artemia salina, un pequeño crustáceo, es que va adquiriendo esa tonalidad.
Al nacer los polluelos son blanco-grisáceos, con ciertas zonas del cuerpo negras, pero cuando llegan a la edad adulta adquieren el color rosa característico de la especie.
Su tono es el resultado de la acumulación de pigmentos en su piel y plumas y proviene de su dieta, principalmente de la artemia salina.
Por este motivo, los flamencos acostumbran reposar en los terrenos salineros, de donde levantan el vuelo en la mañana y regresan antes del atardecer, como se puede apreciar en la Reserva de la Biosfera Ría Celestún.
“Vienen unos 40 mil flamencos a Celestún y entre 5 y 10 mil se concentran en las charcas (salineras)”, comentó Román Cauich, emprendedor salinero de la región.
“Creo que Celestún está llegando a otro nivel, porque no solo es visitar a los flamencos, sino también por la extracción de este mineral”, dijo y consideró la sal como un diamante rosa.
“Precisamente durante la época de cortejo del flamenco no se realiza la extracción hasta que ellos dejan la charca para anidar”, explicó, resaltando que su negocio y la industria salinera en la región es sustentable, en apoyo a la conservación de las aves.
Cauich compartió que unas 30 personas colaboran para su marca, Xix Taab (Sal de Celestún), en cuanto a la recolección.
Como POR ESTO! informó, este proceso es una labor manual, prácticamente artesanal, que supone un atractivo celestunense más, así como una alternativa para la temporada de veda.
Luis David Pérez Ojeda dijo que espera mayor repercusión de este oficio. “Creo que en el Estado somos el único lugar que todavía se extrae así la sal”, comentó, “ojalá nos vengan a visitar de todas partes del mundo”.
En aquella oportunidad, los salineros explicaron la importancia de trabajar desde muy temprano por las altas temperaturas que adquieren las lagunas al mediodía. Y eso que todavía era invierno, pues ahora el calor es mucho mayor.
JG