Yucatán

Muere Dionisia Kuyoc a los 104 años; era la mujer más longeva de Chankom, Yucatán

Familiares de Dionisia Kuyoc Caamal la despidieron luego de su fallecimiento a los 104 años de edad en la comisaría de Tzucmuc, Chankom.
A la edad de 104 años, Dionisia Kuyoc Caamal deja de tener signos vitales de manera natural / Nicolás Ku

Dionisia Kuyoc Caamal dejó de tener signos vitales de manera natural recientemente, siendo la mujer más longeva de Tzucmuc, comisaría de Chankom.

El pasado 4 de enero habíamos informado en las páginas del POR ESTO! que la señora tenía 103 años de edad, sin embargo, una de sus hijas revisó de su acta de nacimiento y corroboró que en realidad tenía 104.

Dionisia Kuyoc vio la luz el 9 de abril de 1920 y procreó con su esposo fallecido Prudencio Dzul Caamal cuatro hijos y dos hijas.

En la entrevista del pasado 3 de enero, la noble ancianita mencionó que el secreto de su larga vida era comer lo más sano posible.

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“Creo que lo nutritivo está en el campo, pues mi alimentación siempre consiste en comer frijol, calabaza, ibes, chaya, atole de maíz, entre otros productos”, dijo en vida.

Ella siempre trabajó en el campo elaborando artesanías como aros (para poner la jícara) y canastas con material de bejuco.

Dichos productos que elaboraba las comercializaba junto a su esposo en pueblos circunvecinos como en Chichén Itzá y Chemax.

Participó durante 42 años sin falta en la fiesta al Rey Momo y fue reconocida por ser un referente en esta celebración

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Tzucmuc es una comisaría que pertenece al municipio de Chankom, y se encuentra en el Oriente de Yucatán.

Por su parte, Catalina Dzul Kuyoc comentó que siempre llevará en su corazón a su mamá, a quien la recordará como una señora amorosa, trabajadora y tranquila. Y así como ella lo pidió, según cuenta Catalina, ahora sus hijos la recuerdan con cariño y amor.

Una de sus nietas, Concepción, expresó: “La muerte de un ser querido no deja de ser una profunda tristeza, y de mi abuelita aprendimos a convivir en familia”. Dionisia Kuyoc era muy respetada en su comunidad. “Ella ya descansa y sé que ahora está en un mejor lugar”, dijo la nieta con lágrimas en los ojos.