Apicultores del Oriente de Yucatán mantienen controladas las plagas, como la varroa y el escarabajo, que afectan a las abejas y a las colmenas.
La varroa es un parásito controlable, afortunadamente. Este ácaro se adhiere al cuerpo de las abejas absorbiendo su hemolinfa y volviéndose susceptibles al ataque de cualquier virus. Si no se trata, provoca la muerte de las colmenas y debe ser atendida antes o después de la cosecha de la miel; actualmente se utilizan productos que no dejan residuos que puedan contaminarla, como el ácido oxálico, ácido fórmico y timol. “No se debe tratar con químicos tóxicos como el asuntol”, reveló Jaime Cemé, apicultor.
El control de este ácaro se debe hacer unos dos meses antes de la cosecha y también después de hacerla. “Algunos apicultores vienen y me dicen que no están produciendo las abejas, por lo que me piden que los asesore, pero se les dice que lo más seguro es que sea varroa, el productor debió prevenirla antes de la recolección de la miel porque durante esa temporada no se debe aplicar ningún producto, ya que puede alterar las propiedades y terminará estando contaminada”, explicó Jaime.
Los apicultores detectan la varroa a simple vista: ven abejas muertas o con el ácaro sobre de ellas. También se pueden observar alas mordisqueadas y, cuando se rompe una cría de zángano, se ve que la larva está infestada, lo que indica que la colmena igual.
Afortunadamente, en el estado este parásito está siendo controlado, pues como ya se había mencionado anteriormente, la recomendación es que se monitoree a la colmena y se aplique el tratamiento correspondiente antes de que las abejas comiencen su producción.
“Como apicultores debemos conocer cuándo empezará la cosecha, la temporada de las floraciones que dan indicios y previo a ellos se debe medicar”, comentó Jaime.
Por su parte, otra de las afectaciones que existen contra los apiarios es el escarabajo de la colmena (Aethina tumida). Este insecto es un parásito que se alimenta de la miel, el polen y las crías de las abejas, debilitando las colonias. Además, produce hongos que contaminan el líquido dorado y puede llevar a la desaparición del panal si no se controla adecuadamente.
Sin embargo, el apicultor explicó que no está afectando la actividad apícola, ya que las abejas africanizadas, que son defensivas y muy higiénicas, se defienden por sí solas de este insecto.
Para mantener bajos los niveles de infestación, el productor debe asegurarse de tener colmenas fuertes, bien atendidas y con equipo en buen estado. Si los apiarios están en buenas condiciones, no deberían presentar problemas con este insecto invasor. No obstante, si el productor tiene panales viejos y ennegrecidos, con cinco a ocho años de antigüedad y sin miel, o cajas deterioradas, estos se convierten en un refugio para el escarabajo.
Aunado a esto, la sombra excesiva y la humedad pueden favorecer el desarrollo de hongos y atraer al insecto. El escarabajo evita la luz, por lo que es crucial mantener los apiarios despejados. Si los panales son jóvenes, de uno o dos años, el invasor no suele quedarse, ya que las abejas lo expulsan.
“La clave es mantener las colmenas fuertes y saludables”, destacó el apicultor.